Fernando Alonso da una victoria inesperada a Ferrari
El piloto asturiano se mueve como un pez bajo el agua y supera al mexicano Sergio Pérez y a Hamilton en una caótica carrera en Malasia
En medio de una carrera loca y trastocada por la lluvia, Fernando Alonso volvió a demostrar su calidad y se subió a lo más alto del podio demostrando su calidad. El doble campeón mundial se mantuvo firme durante las 56 vueltas del Gran Premio de Malasia y, paso a paso, fue acertando en la estrategia hasta colocarse líder tras el segundo repostaje (17ª vuelta), y acabar resistiendo la durísima presión a que le sometió el mexicano Sergio Pérez (Sauber) en las últimas vueltas. El de Alonso fue un éxito sin precedentes y absolutamente inesperado. Ferrari no está todavía para ganar carreras, pero bajo lluvia y en pista húmeda, Alonso les llevó a un triunfo impensable, que le permite además liderar el Mundial.
“Estoy orgulloso de todo el equipo”, dijo Alonso a través de la radio, mientras levantaba los brazos con una alegría incontenible. La victoria dará alas al asturiano, de 30 años, que sumó el 28º triunfo de su carrera, a la espera de que Ferrari logre mejorar su coche y le permita moverse con comodidad entre los mejores. En Sepang, cuando la pista se secó y todos pusieron neumáticos blandos, volvió a demostrarse que el monoplaza de Maranello está muy por detrás de los demás. Pérez, con un Sauber equipado con motor Ferrari, se encargó de demostrarlo, recuperándole una diferencia de siete segundos y perdiendo sus opciones de victoria solo por culpa de una salida de pista que le costó el triunfo. Pérez acabó segundo, por delante de Hamilton, Webber y Raikkonen. Es el mejor resultado de un piloto mexicano en la F-1 desde que Pedro Rodríguez ganase en 1970 en Bélgica.
La lluvia marcó la carrera de forma ineludible desde el primer momento. Justo cuando los coches se colocaron en la parrilla comenzaron a caer las primeras gotas, que luego se fueron intensificando. Todo el mundo colocó neumáticos intermedios, lo que condicionó las estrategias de forma ineludible. Vettel, que había optado por salir con neumáticos duros, perdió cualquier ventaja que eso hubiera podido darle. La salida era peligrosa y, como consecuencia, produjo pocas sorpresas. Sin embargo, en las primeras curvas, Grosjean tocó a Michael Schumacher, que perdió el control de su coche y pasó de la quinta posición a la 13ª. Alonso salió bien; en la primera vuelta era quinto. Pedro de la Rosa no logró arrancar su coche en la vuelta de calentamiento y tuvo que partir desde el taller. Eso le dio cierta ventaja porque pudo colocar directamente neumáticos extremos.
La lluvia obligó a detener la carrera durante más de media hora
Sin embargo, las condiciones meteorológicas empeoraron de forma espectacular y una tempestad invadió el circuito de Sepang. Massa fue el primero en darse cuenta y entró a cambiar neumáticos para colocarse los extremos de lluvia. Fue una gran operación estratégica, porque en las siguientes vueltas todos los demás pasaron también por el taller. Las diferencias comenzaban a ser notables. Hamilton seguía liderando, con 2,8 segundos de ventaja sobre Button, seguido de Pérez a 9,2s, de Webber a 11,3, de Alonso a 15,9 y de Vettel a 21s. Massa había ascendido hasta el octavo lugar, a 31s. De la Rosa era 17º a 45s. Estas distancias quedaron anuladas por la entrada del coche de seguridad en la séptima vuelta.
Y solo dos vueltas más tarde, en la novena, apareció la bandera roja y la carrera se paró. Los coches quedaron colocados en la parrilla, con los pilotos esperando el momento de reanudar el gran premio –algunos se fueron a su taller-. Aquello era un auténtico diluvio y el riesgo de aquaplaning –perder el control del coche por exceso de agua en la pista- y la falta de visibilidad eran evidentes. La espera se hizo larga, pero las nuevas normas establecen que el tiempo máximo de duración de una carrera puede alcanzar las cuatro horas. Lo cual concedía cierta tranquilidad.
La carrera se reanudó con el coche de seguridad y con la obligación de utilizar los neumáticos extremos de agua casi una hora después. Las cortinas de agua seguían siendo enormes en algunas partes del trazado de Sepang, pero al menos ya no llovía. De la Rosa fue sancionado con una entrada en la línea de talleres, porque sus mecánicos sobrepasaron el tiempo límite para trabajar en la parrilla. El coche de seguridad se mantuvo en pista cuatro vueltas. Y en cuanto desapareció, la mayoría de pilotos entraron en el taller para colocar neumáticos intermedios.
Button, Rosberg y Raikkonen entraron los primeros. Después les siguieron Alonso, Hamilton y Webber. Aquellas paradas produjeron una situación inverosímil para el asturiano, que de golpe se vio en cabeza gracias a que Hamilton caló el coche en el taller y a que Button chocó con Karthikeyan al intentar adelantarle y tuvo que regresar al taller para cambiar la parte delantera de su coche. Todos iban con intermedios. Y la cuestión pasó a ser entonces comprobar qué equipo acertaría en la estrategia de cambiar a neumáticos de seco y hasta que punto, Ferrari podría mantenerse en cabeza.
Su coche no es el mejor, pero en condiciones de pista húmeda y lluvia la calidad de Alonso es incuestionable. Y eso fue lo que le permitió marcar la vuelta rápida y mantenerse en cabeza, aumentando su distancia con sus perseguidores. A medida que la carrera avanzaba, cada vez le resultaba más difícil mantener la presión de un Sergio Pérez que comenzó a marcar vueltas rápidas, gracias a que su Sauber le permitía mantener más enteros los neumáticos.
El español suma 28 triunfos en la F-1 y no subía a lo más alto del podio desde el año pasado en Silverstone
Cuando Alonso decidió cambiar a neumáticos de seco, en la 41ª vuelta, la diferencia con Pérez había descendido de 7,6 segundos a solo 1,3. Pero la vuelta de más que dio Pérez con intermedios le permitió a Alonso ganarle de nuevos algunos segundos y situarle a 7,1. Faltaban entonces 14 vueltas para el final y las ilusiones de Alonso de ganar la carrera comenzaron a dispararse. Pero en condiciones de seco, Ferrari sigue siendo lo que es, un coche lejos de los mejores. Y Pérez le fue arañando segundos en cada vuelta hasta darle alcance a falta de seis vueltas. Entonces, la presión pudo con el mexicano que cometió un error y se salió de la pista, perdiendo unos segundos cruciales.
Su duelo fue terrible hasta aquel momento. Después, quedó claro que Alonso iba a ganar la carrera. Es la primera vez en que sube a lo más alto del podio desde el Gran Premio de Gran Bretaña del año pasado. Alonso no perdona. Y esta vez las circunstancias estuvieron de su parte.
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