Messi hace buena a la defensa
Expulsado Thiago en el minuto 55, el Barça recurre a la seriedad y aparca lo artístico para salir airoso ante un Mallorca (0-2) duro de pelar
El Barcelona ha pasado de jugar al fútbol sin atender al marcador a competir para disputar la Liga. No es una diferencia cualquiera, sino que explica partidos difíciles como el de Palma. Ahora mismo son tiempos de bienestar para el Mallorca. Ya se sabe que los equipos de Caparrós son duros de pelar y no es fácil pelotear en el duro Iberostar. No era una contienda agradable para los azulgrana y menos en la última media hora, cuando fue expulsado Thiago. Su respuesta, sin embargo, fue más seria y profesional que nunca, pero también menos artística.
El hilo conductor, en cualquier caso, siempre es el mismo: Messi. No para el cuentagoles de La Pulga: 35 en la Liga, 55 en la temporada, 235 en total. El argentino apareció en los tantos, jugadas poco ortodoxas si se quiere, pero definitivas para acabar con el buen tono del Mallorca. Aún no se sabe muy bien quién metió el 0-1, pero, en la duda, gana Messi. Y el 0-2 lo marcó Piqué en una acción elaborada por Puyol, de nuevo con Messi de por medio. Los goles de falta valen ahora tanto como los de los centrales en el Barcelona, máxime en días que se complican como en Palma.
MALLORCA, 0 – BARCELONA, 2
Mallorca: Aouate; Chico (Nsue, m. 53), Nunes, Ramis, Cáceres; Pereira, Martí, Tissone (Alfaro, m. 75), Castro; Víctor y Álvaro (Hemed, m. 53). No utilizados: Calatayud, Cendrós, Zuiverloon y Pina.
Barcelona: Valdés; Mascherano, Piqué, Puyol; Thiago, Busquets, Cesc (Montoya, m. 60), Iniesta; Pedro (Keita, m. 69), Messi y Alexis (Tello, m. 82). No utilizados: Pinto, Muniesa, Xavi y Cuenca.
Goles: 0-1. M. 25. Messi lanza una falta indirecta. 0-2. M. 79. Piqué aprovecha el rechace tras un disparo de Messi que da en el palo.
Árbitro: Ayza Gámez. Expulsó a Thiago (m.55) con doble amarilla por unas manos. Amonestó a Pereira, Ramis, Puyol.
22.284 espectadores en el Iberostar Estadi.
A falta de laterales, atacó de salida Guardiola con volantes y extremos y se defendió con tres zagueros, una propuesta demasiado atrevida si se tiene en cuenta el buen juego del Mallorca por las dos bandas con Pereira y Castro. Así las cosas, al Barcelona le convenía atacar sin tacha y estar muy bien colocado. El partido era de una máxima exigencia para Busquets, que tenía que mezclar igual de bien con los zagueros que con la segunda línea, disminuida por la ausencia de Xavi, resguardado para Milán, y mediatizada por la dureza del campo y el tallo largo de la hierba.
Un mal negocio. Al cuarto de hora, ya se había corregido Guardiola después de que a Chori Castro le hubiera bastado con que se sacara de centro para alcanzar el área del Barcelona. El Mallorca tuvo medio minuto sentado y fuera del marco a Valdés. Solo le faltó rematar la jugada con Víctor o Álvaro. El encuentro se escapó del control de los azulgrana y se les puso especialmente peligroso por las pérdidas del balón. Su sistema de contención era tan inestable como poco profundo su fútbol ofensivo. No corría la pelota en el campo del Mallorca.
El escenario invitaba a la intervención inmediata del entrenador del Barcelona. Guardiola retrasó a Busquets y desplazó a Mascherano al lateral para defenderse con cuatro jugadores mientras Thiago ejercía de volante central. El cambio coincidió prácticamente con el primer gol, que se apuntaron por igual Messi y Alexis, los dos futbolistas de referencia en el Iberostar. La agresividad del chileno y el estado de gracia del argentino fueron el mejor remedio para combatir la falta de fluidez azulgrana. No estaba el césped para las florituras del Barça.
A falta de combinaciones y triangulaciones, se imponía evitar riesgos, organizarse mejor y seleccionar la ofensiva con la combatividad de Alexis y la voracidad de Messi. La pelota solo tomaba velocidad en las acciones de estrategia, siempre amenazadoras para los porteros. Excelente en un mano a mano con Messi que rechazó con la cara, Aouate no supo atajar una falta botada con rosca por La Pulga y el balón se coló en la portería del Mallorca empujado por el aliento de Alexis. Todos a una en el Barcelona, el gol se lo apuntaron a Messi.
El encuentro se escapó del control de los azulgrana y se les puso peligroso por las pérdidas del balón
Afortunado a la hora de desequilibrar el partido, al Barcelona le costó cerrarlo, más que nada porque el larguero devolvió un tiro de Alexis y a Messi se le escapó por poco un remate de gol un minuto después de que el árbitro expulsara por doble amonestación a Thiago. A los azulgrana les aguardaba más de media hora de inferioridad, circunstancia que obligó a Guardiola a estrujarse la cabeza y al equipo a dejase las piernas. Caparrós ponía delanteros (Nsue y Hemd) al mismo tiempo que su homólogo los quitaba (Cesc y Pedro) para dar entrada a defensas (Montoya y Keita).
Al Barcelona le llevó un buen rato retomar el gobierno de la contienda mientras no paraba de atacar el Mallorca. Acostumbrado a encomendarse a los delanteros, fueron los defensas los que aguantaron al cuadro azulgrana.
No fue casualidad que el gol definitivo, el 600 de la era Guardiola, llevara la firma de Puyol y Piqué. Ayer no era un día para los futbolistas finos y el juego de seda, sino para los equipos con carácter y oficio, para gente que ama los colores (se juntaron nueve de La Masia) y también para los fuera de serie, como Busquets y Messi.
Reducida la diferencia con el Madrid por sus empates en dos partidos, al Barcelona no le está permitido desfallecer después de tres meses de paciencia. No falló en Palma, donde contó su novena victoria consecutiva y Messi su 35º tanto en la Liga. Defenderse con Messi de delantero es más fácil. Llegó la hora de la verdad y no valen medias tintas: quedan nueve partidos de Liga, una final de Copa y los cuartos de la Champions.
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