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Mickeal pone el turbo

El Barça, impulsado por el alero estadounidense, se deshace de un incómodo Kazán (78-66)

Robert Álvarez
Marcelinho intenta avanzar ante la oposición de Lyday.
Marcelinho intenta avanzar ante la oposición de Lyday.Andreu Dalmau (EFE)

Pete Mickeal llevaba tiempo jugando después de haberse pasado meses convaleciente de una enfermedad pulmonar. Pero, por una razón u otra, el gran Mickeal, el que causaba estragos en los rivales, no se había vuelto a ver. Hasta ayer. Resurgió contra el Unics Kazán y le fue de perilla al Barcelona Regal, que dominó el partido, pero también sudó tinta en un momento crucial en el que el equipo ruso, ya en el último cuarto, logró colapsar el ataque azulgrana y se situó, amenazante, a tres puntos (62-59).

El Unics se ve en el baloncesto europeo como uno de esos conjuntos plúmbeos, engañosos, férreos, especialmente incómodos. No cuenta con nombres rutilantes, procede de una remota ciudad tártara y es la primera vez que se cuela en la Euroliga. Pero no es fácil hincar el diente a la cuadrilla conducida por Samoylenko, asentada en el interior de la zona por el fortachón australiano Jawai -una especie de Schortsanitis- y el bielorruso Vereemenko y alimentada por la solvencia de cinco buenos jugadores estadounidenses. Sus resultados hablan por sí mismos y le han situado en una posición de privilegio, entre los ocho mejores de Europa, tras haber ganado en plazas fuertes como Estambul, Siena, Liubliana o Atenas. Gracias, en buena medida, a su defensa, la segunda mejor de toda la competición.

BARCELONA, 78 - UNICS, 66

Barcelona Regal: Marcelinho (5), Navarro (13), Mickeal (22), Lorbek (15) y Ndong (12) -quinteto inicial-; Sada (5), Perovic (2), Vázquez (0), Wallace (2), Ingles (0) y Rabaseda (2).

Unics Kazán: Samoylenko (3), Lyday (10), Domercant (12), Veremeenko (11) y Jawai (15) -quinteto inicial-; Nachbar (0), Greer (7), Savrasenko (0), Gubanov (0) y McCarty (8).

Árbitros: Jungebrand (Finlandia), Gkontas (Grecia) y Vyklicky (Rpública Checa).

Palau Blaugrana: 5.863 espectadores

Con esas premisas, el Barça sabía que era esencial poner el turbo a su juego. Lo consiguió en varias fases. Lorbek, Mickeal, Marcelinho al principio y Navarro, pese a sus problemas en los triples, consiguieron hacer de las suyas. El Barça, con determinación y acierto en el rebote, rapidez y precisión en el pase, variedad en el ataque y buena lectura de la defensa, logró poner tierra de por medio (45-33 en el descanso).

Mantuvo el Barça un ritmo sostenido, con buenos porcentajes de acierto en el tiro y la agresividad defensiva indispensable para limitar el poderoso juego interior del adversario y, al mismo tiempo, restar efectividad a sus jugadores exteriores.

Todo se desvaneció como por arte de magia cuando los norteamericanos del Unics entraron en ignición, a base de triples varias veces, y el Barça se difuminó en el ataque. Mucho tuvo que ver en ello la escasa aportación de los hombres del banquillo, que coincidieron en la cancha en los peores momentos.

Xavi Pascual tuvo que devolver a la pista a Navarro, Ndong y Lorbek y fueron ellos, empezando por un triple providencial de Navarro, que había fallado los cinco intentados, los que sentenciaron. El segundo partido, mañana, de nuevo en el Palau.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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