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EXTRAÑOS EN LA GRADA / CAYETANA GUILLÉN CUERVO

“El fútbol es como la antigua chimenea”

La actriz Cayetana Guillén Cuervo, seguidora del Barça, disfruta con el clima que se monta en torno al fútbol

Juan Cruz
Cayetana Guillén Cuervo.
Cayetana Guillén Cuervo.TOMÁS ONDARRA

Anoche Cayetana Guillén Cuervo (Madrid, 1969) debía de tener el corazón partido, porque es del Barça y también tiene mucho del Atlético de Madrid, con cuya camiseta se entrena su hijo de seis años… “En la escuela del Atlético le imponen disciplina, le meten caña, y le pegan unos bocinazos que a nosotros no nos estarían permitidos… Aprende a compartir, y adquiere conciencia de equipo”. Así que es, más o menos, de doble militancia. Y de su padre, el actor Fernando Guillén, no solo heredó el oficio (que también le viene de su madre, la actriz Gemma Cuervo) sino ese alma azulgrana que ella exhibe con orgullo. “De él y de Carles Sans, que es el padrino de mi hijo”.

Pero es del fútbol, sobre todo; las compañías cercanas (su marido, sus amigos, su padre) la han llevado por el lado barcelonista, pero lo que a ella le gusta es el clima que se monta en torno al fútbol (“sin violencia, por favor”) y cada semana se somete a esa disciplina del grito y del susto, y de la alegría, de ver que ganan los tuyos. “El fútbol tiene ese aspecto de reunión, de celebración… Reunirse alrededor del partido para reírse o charlar une a la gente de una manera muy particular. Creo que cualquier motivo para reunirte en una casa o tomar una copa es agradable. El fútbol es como el fuego, como la antigua chimenea… Ahora te reúnes frente al televisor, que es la chimenea contemporánea”.

Ante el televisor se reúne la gente a verle divulgar el cine español desde hace años (en TVE), y en el cine, en el teatro y en la propia televisión la hemos visto actuar desde chica. Ha sido hija de su padre en el cine (en La herida luminosa) y ha actuado con su madre en el Teatro romano de Mérida (Rudens, de Plauto), y ha hecho tanto cine y tanto teatro que cuando la ves (en la tele, en persona) no sabes si viene una persona civil o una actriz escapada de un rodaje o de una pantalla. Acaso esa combinación de estares y pareceres ha mantenido intacta su espontaneidad.

El miedo escénico

A Cayetana Guillén Cuervo le gustan las palabras del fútbol. Por eso le gusta Guardiola, “porque le da mucha clase al fútbol, le confiere discurso; transmite valores y criterios a sus jugadores”. Y en ese plano de las buenas palabras aplicadas al fútbol cita con admiración a Jorge Valdano… “Fue el primero que empezó a hablar en España de fútbol con un discurso más intelectual y más formado… Intelectualizó el lenguaje del fútbol, algo impensable antes. Fue el que importó la expresión ‘el miedo escénico’, que definía muy bien lo que se siente en el campo o en un escenario, y desde ahí se empezó a hablar de fútbol con otro tono… Y ver a Guardiola en un partido es otro mundo. Su forma de expresarse, su educación”. Como el teatro, el fútbol, para Cayetana, es palabra.

Del Barça admira la actitud “de esos chavales majísimos, humildes, sencillos” a los que no se les ha subido el éxito a la cabeza, lo mismo que admira “del Athletic: que los clubes sigan fijándose en la cantera… Persiguen un sueño común y colectivo, radicado en los campos donde se han ido haciendo esos muchachos que ahora son los titulares”.

Ya en el campo (en el graderío), lo que tiene el fútbol para Cayetana “es ese lado pasional, esa intensidad, que es capaz de reunir ante una sola idea, la de disfrutar ganando, o de lamentar la derrota, a gentes de ideologías muy distintas… Pero también es posible reunirte a ver un partido de fútbol con gente de sentimientos contrarios a tu propio equipo, y no pasa nada. Lo importante es estar juntos y compartirlo”.

En esa lucha sentimental y sorda entre gentes de equipos contrarios que ven los partidos juntos se ha montado una nueva parafernalia de objetos: ya no son solo las bufandas y los mecheros y también los gritos; ahora son los móviles, con sus mensajes de todo tipo, los que animan la lucha entre partidarios aunque no se expresen directamente en esas reuniones ante la chimenea que emite fútbol. Eso, dice Cayetana, “puede ser muy divertido”. “Yo me acerqué al fútbol por amor, así que intento integrarme y disfrutarlo”.

¿Y se parecería el fútbol (en el campo, en la grada) a la profesión que sustenta su autobiografía? “Y tanto. Una vez, en París, donde estaba con compañeros de Televisión Española, supe que a Ronaldo, el jugador brasileño, le había dado un ataque de ansiedad, por la presión, y casi no pudo salir a jugar al campo… Eso nos pasa a nosotros, los actores; el miedo puede dejarte en blanco; ya no sabes si estás diciendo una palabra u otra, el cerebro te juega malas pasadas… Es la presión de estar siempre examinado. Y eso es lo que le pasó a Ronaldo”.

Esa reflexión le lleva a un momento particularmente emotivo de la historia desgraciada del fútbol, la muerte del futbolista Dani Jarque, del Espanyol. “Iniesta contó su depresión tras la muerte de su amigo. Dijo que se sintió vulnerable, incapaz de nada, y explicó cómo sus compañeros fueron capaces de sacarle de ese estado de ánimo…”.

En el cine, en el teatro, en el trabajo con otros, esa sensación de vacío se produce. “Y hay que tener mucho equilibrio para poder superarlo”. Algo similar ocurre con la crítica (al deportista, al actor, a la persona pública): “Hay que tener mucha serenidad para que lo que opinan de ti no te hunda, para que tú sepas que tu valor no está en función del éxito o el fracaso, sino que proviene de apreciaciones personales, circunstanciales”.

Lo decía Kipling en If. Hay que mantener la cabeza fría ante el fracaso y ante la victoria. “Exactamente. Tienes que tener muy claro que son muchos condicionamientos los que empujan a la derrota o al triunfo. Tu autoestima no puede estar constantemente bailando entre una cosa y otra, pero tampoco un éxito continuado te tiene que mantener un palmo por encima del suelo. Es entonces cuando tienes que pisar tierra”.

¿Y ante la chimenea contemporánea, cómo debe ver uno los éxitos de su equipo? “¿Ante la tele? Con la cabeza fría, pero divirtiéndote. Aunque me da penita cuando pierde el Barça, por mi chico, por mis amigos, por mi padre. Pero es un juego maravilloso, por eso gusta tanto a los niños”.

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