Flecha, un amigo en Gante
El ciclista catalán sube por quinto año consecutivo al podio de la Het Nieuwsblad
Es tan buen amigo Juan Antonio Flecha en Gante, que podría ser su ciudad adoptiva, él, nacido en Argentina y adoptado ya por Puigcerdà y por Sitges, que no solo invita a sus amigos a cenar cuando se acercan a finales de invierno a visitarle a la capital del ciclismo flamenco, sino que también enseña a sus compañeros de pelotón, amigos o no, los secretos de las victorias en la tierra del pavés y los campos y barrizales azotados por el viento. “Pero, claro”, dice con cierta ironía Flecha, “lo hago solo en la primera carrera del año, la Het Volk [que ahora se llama Het Nieuwsblad, otro periódico de Flandes], porque ya se sabe, quien gana aquí, no gana ni el Tour de Flandes ni la Roubaix”.
Si el año pasado fue su excompañero Langeveld el que aprovechó sus enseñanzas (y le derrotó bajo la lluvia en su llegada a dos), este el turno ha sido el de otro jovencito belga, Sep Vanmarcke, de 23 años, el más fuerte del día también, quien tras un amague en el Molenberg, lanzó su golpe más fuerte en el pavés de Lange Mute, a 21 kilómetros del regreso a Gante, el mismo lugar, exactamente, en el que Flecha atacó hace dos años, cuando ganó. “Sí, pero cuando yo gané soplaba el viento por la izquierda y hoy por la derecha, y yo esa cuneta aún no la conozco demasiado bien. Y, además, yo para ganar tengo que llegar solo”, dice Flecha, que terminó tercero finalmente (al ataque de Vanmarcke solo pudieron responder él y Tom Boonen), logrando, así, visitar el podio de la carrera de su casa en primavera por quinto año consecutivo (2/3/1/2/3 es su serie). “Una serie que ya cambiaría más de uno por una victoria”.
Pese a ser el más rápido y llegar idealmente colocado (entre Flecha, que amable, abría el camino por las últimas calles de Gante, y Vanmarcke. A su rueda), no ganó Boonen, que hace unas semanas había arrasado en Catar. “No qué le había pasado, pero él me dijo que había tenido calambres al final”, dice Flecha, quien, como todos los espectadores se quedó sorprendido de que Vanmarcke remontara en los últimos metros al excampeón del mundo belga, quien tras un inicio de sprint fulgurante dejó de pedalear con la pancarta ya casi encima de él. Fue la primera victoria profesional de Vanmarcke, del Garmin, un ciclista que se reveló hace un par de años, con 21, en su debut profesional en un equipo de tercera división, al terminar segundo en la Gante-Wevelgem. Decepcionó, en cambio, la táctica del BMC, el megaequipo del año, que penará para poder conciliar en carrera los intereses de sus estrellas Gilbert y Hushovd.
“Yo estoy contento por seguir un año más delante”, dijo Flecha, de 34 años, el único español que respira feliz en el gris invierno flamenco. “Ha sido un gran día, precisamente este año en que he decidido competir menos y entrenarme más para llegar más fresco y fuerte a las carreras más importantes, Flandes y Roubaix. Esta preparación la sigo para ser capaz de salir a los ataques explosivos de gente como Cancellara, Gilbert o Boonen, lo que el año pasado no conseguí”.
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