El Madrid va sobrado
El líder supera a medio gas a un Racing flácido y condenado por la expulsión de Cisma (4-0)
A este Madrid ya le basta con ir a diez por hora. No necesita más, todo le va de cara: tiene vocación, talento, físico y las hadas le protegen. Frente al Racing, un equipo flácido como pocos, embistió durante cinco minutos, por fin se puso en ventaja y con el freno echado navegó como quiso hasta el final. Baño y masaje, faena de aliño y marca de Cristiano: ya lleva 121 goles en blanco, como el mítico Juanito. Una opereta para un Madrid lanzado, al que en partidos así le sobra una pierna. Es el propio Real el que marca el ritmo, regula los decibelios a su antojo. Su superioridad es aplastante.
REAL MADRID, 4; RACING, 0
- Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe (Carvalho, m. 75), Varane, Marcelo; Xabi Alonso, Granero (Khedira, m. 71); Özil (Di María, m. 63), Kaká, Cristiano; y Benzema. No utilizados: Adán; Coentrao, Higuaín y Callejón.
- Racing: Toño; Álvaro, Torrejón, Bernardo, Cisma; Diop, Gullón, Adrián (Christian, m. 43); Arana, Acosta (Luque, m. 78) y Babacar (Munitis, m. 71). No utilizados: Mario; Francis, Edu Bedia y Kennedy.
- Goles: 1-0. M. 6. Cristiano. 2-0. M. 45. Benzema. 3-0. M. 73. Di María. 4-0. M. 88. Benzema.
- Árbitro: González González. Expulsó a Cisma por doble tarjeta amarilla (m. 39) y amonestó a Álvaro, Sergio Ramos y Kaká.
- Unos 80.000 espectadores en el Bernabéu.
Iluminado como está, al líder le sale todo. Lo que genera y todos esos factores incontrolados en cualquier partido. Frente al Racing, metabolizó el mensaje lanzado por José Mourinho la víspera. Nada de descuidos prematuros. Tomó nota el equipo y en cinco minutos el Racing ya estaba con la lengua fuera. Marcelo era un puñal, Cristiano había cabeceado al poste... Un desvelo constante para Toño, superado definitivamente tras el emboque de Ronaldo, que, otra vez con la cabeza, dio carrete a otro frentazo de Kaká. Punto y aparte para el Racing, una institución caótica, sostenida por un vestuario que sobrevive con orgullo en su Liga. La de Chamartín solo fue un peaje inevitable. Por más que el Madrid bajara la persiana tras el gol de CR, el Racing solo tuvo desdichas. Casi sin alma, Cisma, su lateral zurdo, dimitió antes que nadie, sentenciado, además, por el juicio arbitrario de un colegiado. El jugador andaluz cortó una contra del Madrid a 80 metros de su área con manotazo: amarilla. Luego se protegió de un mamporro de Ronaldo con la pelota. Para árbitros como González González y otros muchos toda mano es expulsión. Bueno, no todas, porque minutos antes no condenó un rebote manual de Cristiano en un mal despeje en el salón de Casillas. Para nada precisaba el Madrid de la reclusión de Cisma, el partido era suyo por méritos propios y la anemia del rival. Pero ya son siete los partidos que lleva el Madrid con rivales expulsados. Justas o no, ya nada dice Mourinho al respecto, el mismo que reclamaba la misma justicia divina que sospechaba tenían otros.
Vencido el Racing, Benzema le dio le puso la banderilla a un suspiro del descanso. En el último soplido, Xabi Alonso lanzó con picaresca una falta que aprovechó el francés, al límite del fuera de juego, para vencer a Toño. Punto y final.
Silenciados los silbidos de la hinchada, Mou probó de nuevo la pócima que le gusta
Resuelto el encuentro, los focos fueron para Di María, reaparecido tras varias semanas. El argentino volvió como se fue, a lo grande. A golazos: a la primera, recogió la pelota en la orilla derecha y la enmarcó en la escuadra derecha de Toño. Puro Di María, que, antes de lastimarse de nuevo al final, certificó lo que era el partido, un entrenamiento para los chicos de Mourinho, un partido en la hamaca en el que no tuvo siquiera que remontar como en otras jornadas. Un paseíllo con Ramos de vuelta al lateral, Varane en la pasarela y Granero otra vez al frente. Hasta que Mourinho le mandó a la ducha para echar un vistazo a Khedira. Inquietante para el canterano, despedido en un partido a la carta, idóneo para quien necesita vuelo y con quien el Madrid ha funcionado como un reloj. De alguna manera, el elegido junto a Alonso en los fogones define a este equipo. El público ya se pronunció tras el paso del Barça en la Copa. Mourinho dijo no escuchar al madridismo; luego le hizo caso sin decirlo y el Madrid se disparó en la Liga. Ante el Racing rectificó de nuevo el técnico portugués, que silenciados los silbidos de la hinchada probó de nuevo la pócima que siempre le gustó. Se acerca la Liga de Campeones y cabe que Mourinho dé por finalizadas las concesiones. Con esta marcha en la Liga, el azote azulgrana está despejado.
Granero fue ‘despedido’ en favor de Khedira en un partido idóneo para quien necesita vuelo
Apocado el Racing, determinado por la baja de Cisma, el segundo tramo quedó a merced del Madrid, que, con Moscú a la vuelta de la esquina, se dejó ir, con poco gas. Otro gol de Benzema y a dormir con 13 puntos de ventaja. Tan cómodo estaba el equipo que la grada intervino de nuevo en cuestiones ajenas al juego: un coro en contra del Santiago Bernabéu como escenario de la final de Copa. Partidos como este dan para muchos debates. No los hubo en el césped, donde el Madrid, incluso contenido, tuvo de sobra, por más que nadie rebobinará jamás encuentro semejante. Solo la dolencia de Di María ensombreció la noche madridista. Con él, el Madrid es aún más pujante. Para el Racing no queda otra que volver a su Liga, ese paseo que le espera por las catacumbas. Lo contrario que al Madrid, que va como un tiro a por la corona del Barça. La Liga es suya y solo suya. Encuentros como el del Racing son un mero tránsito hacia el título. Este equipo va sobrado.
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