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Una pareja bien avenida

Reyes y Velickovic decantan para el Madrid (75-66) un duelo igualado ante un meritorio Fuenlabrada

En un ejercicio bastante poco lucido pero que al menos dejó para el final lo mejor de su actuación, el Madrid cumplió con su objetivo principal metiendo la cabeza en semifinales. Fue una faena de aliño basada sobre todo en el trabajo realizado por la pareja Reyes-Velickovic, dominadores del partido sobre todo en el último y decisivo acto. De Felipe te lo puedes esperar, pues no entiende de fiestas. Para él, todos los partidos caen en día laborable. Ayer, 17 puntos y 12 rebotes en 22 minutos. Como si nada. Lo del serbio es otra cosa. Con un talento indiscutible para la práctica de este deporte, su trayectoria en el Real Madrid resulta difícil de explicar sin entrar en el terreno de lo misterioso y tuvo su punto máximo de complejidad narrativa cuando Messina apostó por él como jugador de perímetro más que de interior. Irregular hasta la exasperación, con sospechas de falta de fortaleza mental, su concurso siempre resulta una incógnita. Eso sí, cuando está enchufado, y parece que desde su vuelta lo está, se nota.

Ayer le tocó día bueno. Junto a Reyes formó un dúo inmisericorde y fue a lo único que el Fuenlabrada no pudo encontrar solución, y por ahí se le fue el partido. Buscándose, encontrándose y dominando el rebote con solvencia, convencieron a su entrenador que las rotaciones estaban de más, por lo que el Madrid se jugó el partido con sus dos torres, Tomic y Begic, viéndolo desde el banquillo. Que por otro lado, tampoco es que hubiesen hecho méritos para mucho más. Ayer no hizo falta, pero para cuestas más empinadas, algo más deberán aportar.

Velickovic defiende la posición ante el avance de Colom
Velickovic defiende la posición ante el avance de ColomAlejandro García (EFE)

El Real Madrid llegaba a Barcelona con las dudas a cuestas, sobre todo originadas por los sofocos que se llevó ante su público el día del Montepaschi Siena y sobre todo en Bilbao, donde hizo un partido infame. Alabado por su atractivo estilo, del que quedan pocas dudas sobre su idoneidad, el debate se trasladaba hacia otras cuestiones como la consistencia del equipo o la falta de agresividad de algunos de sus componentes cuando las cosas se ponen feas. Su puesta en escena en esta Copa no ayudó mucho a esclarecer estas cuestiones ni mucho menos. Muy funcionarial durante todo el primer cuarto, no pareció importarle excesivamente el perder la oportunidad de enviar un mensaje lo antes posible.

Esta falta de tensión fue aprovechada por el Fuenlabrada, que podrá tener otros problemas, como su limitada solidez debajo de los aros, pero en cuanto a aplicación anímica, resulta casi siempre intachable. Tampoco le faltó criterio táctico, pues Fisac no dudó desde el inicio en buscarle las cosquillas a su rival con una zona 2-3 muy trabajada, a la que el Madrid se le atragantó en demasía. Tanto que a mitad de primer cuarto Laso tuvo que llamar al orden (7-12) con efectos suficientes como para el debate se estabilizara, a lo que contribuyó la mayor agitación con la que se movieron los blancos con la salida de Sergio Rodríguez y el aporte vitamínico que siempre supone tener a Felipe Reyes en la pista, al que no le hace falta estar mucho tiempo en pista para dejar huella (34-29 minuto ocho del segundo cuarto). Pero no era suficiente como para que el Fuenlabrada desistiese de sus principales objetivos, como eran encontrar a su mejor tirador, Kirk Penney, o desafiar al Madrid en el terreno que mejor domina, el juego a campo abierto.

Como mandan los manuales, los blancos salieron en el tercer cuarto decididos a tener una noche sin excesivos sobresaltos. Carroll pudo por fin enchufar un par de tiros, lo mismo que Mirotic, que todo lo que dejó para el recuerdo lo realizó en esos momentos en los que parecía que el Madrid podría terminar la faena antes de tiempo. Pero no es el Fuenlabrada equipo que dimita con un par de arreones. Dos triples de Ferran Laviña y el arrojo de Colom compensaban el agujero que les estaban haciendo Felipe y Velickovic, y a cinco minutos la victoria todavía se estaba debatiendo (61-59). Pero hasta ahí llegaron los de Fisac. Acertaron Sergio Rodriguez y Carroll y al Fuenla se le fue definitivamente el oremus, acuciado por el tiempo, el cansancio y el bajón por la oportunidad perdida.

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