El dedo maltrecho, el espíritu intacto

No son ni las ocho de la noche en Sepang y Jorge Lorenzo ya se ha sentado a la mesa para cenar. Pero esta vez no toca el plato habitual de pechuga de pollo con guarnición de verduras poco hechas. Hoy toca festín: pizza y hamburguesa. "Porque estoy muy cansado y me lo he ganado. Es la primera vez que empiezo así de bien los primeros entrenamientos de la temporada. Así que voy a celebrarlo", concede, risueño, vía telefónica. Puede permitírselo, además, porque, según explica, no ha subido nada de peso en las vacaciones de invierno -"Estoy incluso más delgado que el año pasado; veremos si no tengo que esforzarme en ganar algo de masa muscular", señala-.

Lorenzo no se subía a una MotoGP desde que la mañana del domingo 16 de octubre, en Phillip Island (Australia), terminara la sesión de calentamiento por los suelos y un par de dedos hechos trizas. En la primera jornada de entrenamientos de pretemporada en Malasia, tres meses después, el campeón de 2010 ha vuelto a hacerlo y ha rodado como nadie. Por vez primera, el mallorquín concluye con el mejor tiempo en ese primer día de tests. "Nunca se me había dado bien, siempre me costó más adaptarme a la nueva moto", dice. El final del curso pasado, así como el comienzo del invierno, lesionado, no fue plato de buen gusto. En octubre tuvo que ser operado de urgencia de una terrible abrasión en los dedos anular y corazón de la mano izquierda; de hecho, perdió parte de la primera falange del anular. Si bien ha llegado en forma a su primera cita importante: "Me he planificado unas semanas muy ocupadas, con al menos un día de trabajo con motos de cross cada semana. Y me he recuperado bien. El dedo no está al 100%. Cada mañana cuando me levanto la articulación está un poco tensa; todavía no puedo hacer todo el recorrido hasta estirar el dedo por completo, solo hasta un 95%". Sin embargo, no notó grandes diferencias sobre su moto: "Puedo rodar exactamente igual que antes del accidente".

La nueva Yamaha, como las nuevas MotoGP de 1000cc que estrena el Mundial este curso, es bastante diferente a la del año pasado: "Es más larga, porque al tener más potencia eso evita que se levante tanto de delante; el motor tiene muchos bajos (empuje a bajas revoluciones) y es muy equilibrado. Hay que angular más en la curvas y frenar unos 10 o 15 metros antes de lo que lo hacíamos antes; además pasas menos tiempo con el gas a fondo. Además, se trata de una moto que permite más errores, no es necesario ser tan preciso, porque al tener más potencia permite corregir antes", explica el subcampeón de MotoGP. Después de un 2011 con algunas dudas sobre el rendimiento de su máquina, Lorenzo se muestra exultante con su nueva compañera de viaje. "Estoy muy contento. Yamaha ha trabajado muy duro durante el invierno. Veo mucho potencial y mucho aspectos en los que todavía se puede mejorar", añade.

La gran ausencia del día tiene nombre propio: Casey Stoner. El campeón de 2011 sintió un latigazo en la espalda por la mañana, cuando estaba realizando unos estiramientos. El australiano se puso inmediatamente en manos de su fisioterapeuta y terminó marchándose al hotel. Su compañero de equipo, Dani Pedrosa, sí rodó; es más, dio más vueltas que nadie (48 por las 30 de Lorenzo) y terminó con el segundo mejor tiempo, a poco más de tres décimas del mallorquín, en un día "para volver a acostumbrarse a la moto". Mañana, tanto él como Stoner, si finalmente se entrena, probarán el nuevo chasis que Honda-HRC ha diseñado en exclusiva para cada uno de ellos con las indicaciones que ofrecieron en noviembre en Valencia.

Rossi, a pesar de terminar a siete décimas de Lorenzo, se mostró exultante por el rendimiento de su nueva Desmosedici GP12. La nueva Ducati, aún negra, reacciona como él quiere, responde bien en las frenadas, en la entrada a las curvas y en el interior de estas; aunque todavía se puede trabajar en su aceleración. "Estoy muy contento porque hemos resuelto en un día muchos problemas que no pudimos resolver en toda la temporada pasada", dijo.