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El Racing mantiene el pulso

Un gol de Bernardo a dos minutos del final deja sin premio a un Valencia desesperado

Cuando afloraba un paisaje florido para el Valencia, llegó un chaparrón inesperado desde el Norte que estropeó la escapada. Antes, el sol que había alumbrado al Racing había desaparecido de repente cuando ya le había cogido la temperatura. Al final, una tormenta inesperada aguó las expectativas de ambos con un empate que deja sin sabor lo que parecía un día pálido.

El Valencia afrontaba el partido como un tren de mercancías, siguiendo desde el principio un trazado paralelo que por rutinario se convirtió en previsible. Ni siquiera con la maquinaria más delicada se apartaba de la misma dirección. Unai Emery alineó a Banega y a Tino Costa con la idea de partir siempre desde la misma estación y congeniar con el desparpajo de Feghouli y la frescura de Piatti, acostados uno en cada banda. Un esquema que no consiguió un repunte en la maniobra generalizada con Soldado comparecía angustiado en una parada abandonada.

RACING, 2 - VALENCIA, 2

Racing: Toño; Álvaro (Christian, m. 59), Torrejón, Bernardo, Cisma; Arana, Adrián, Diop (Jairo, m. 85), Munitis; Acosta (Colsa, m. 68) y Stuani. No utilizados: Mario; Kennedy, Bedia, Luque, Tziolis.

Valencia: Diego Alves; Barragán, Ricardo Costa, Víctor Ruiz, Mathieu; Piatti (Bernat, m. 71), Tino Costa, Banega (Topal, m. 38), Feghouli; Jonas (Aduriz, m. 63) y Soldado. No utilizados: Guaita; Dealbert, Jordi Alba y Bruno.

Goles: 1-0. M. 2. Adrián. 1-1. M. 66. Aduriz. 1-2. M. 79. Aduriz. 2-2. M. 88. Bernardo.

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó a Ricardo Costa (m. 90) y a Munitis (m. 90) y amonestó a Mathieu, Feghouli, Víctor Ruíz, Tino Costa, Toño, Álvaro, Christian, Torrejón y Cisma.

Estadio El Sardinero, unos 15.000 espectadores.

Para el Racing el viaje comenzó con pausa y sin trompicones exagerados. Sobre todo cuando a los dos minutos Adrián desarbolaba la defensa del Valencia cazando un balón escurridizo y que dirigió con la pierna derecha al fondo de la portería de un atónito Diego Alves. Para el Racing la excursión comenzaba con aires de grandeza. La ralentizada asociación del centro del campo del Valencia le impedía superar la línea marcada por el Racing. Diop funcionaba como válvula de escape en caso de apuro y Munitis, indestructible al tacto, como infantería reforzada. Así aunque el Valencia se sentía superior en intención el Racing aguardaba un escalón más abajo con la carrera en el bolsillo.

Con Banega desconectado, Emery optó por sustituir al argentino en favor de Topal, menos imaginativo pero más sobrio en la contención. No se alteró el trantrán de un partido volátil hasta que Aduriz apareció en escena. El delantero vasco impuso un dominio permanente en el juego aéreo y apenas tres minutos después de saltar al campo se aprovechó de un rechazo en un saque de esquina para igualar el marcador. Ni siquiera el tremendo golpe posterior con Christian desnortó al delantero, que dolorido y con un chichón en ciernes, daba la vuelta al partido con un gol de cabeza a 10 minutos del final.

Pero si un viaje comienza con un traqueteo incierto, generalmente termina con un volantazo. Y el perjudicado fue Topal, que recibió un impacto brutal en la cabeza por parte de Diop y tuvo que abandonar el campo en camilla. El turco pasará la noche ingresado en un hospital de Santander a la espera de ver como evolucionad de la conmoción. Pero el sobresalto definitivo vendría a manos de Bernardo a falta de dos suspiros para el final con un certero remate de cabeza. Tanto desprovisto alteró las testas de Munitis y Ricardo Costa que terminaron en la caseta por una batalla en medio de la guerra, cuando apenas quedaban balas entre tanto casquillo. Una parada de Alves a Colsa fue el culmen de una travesía enmarcada en un recorrido rocoso en la que ninguno encontró un recuadro firme sobre el que sostenerse.

Christian Fernández sangra tras un topetazo.
Christian Fernández sangra tras un topetazo.VINCENT WEST (REUTERS)

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