La terrible noche de Zubikarai
El meta de la Real Sociedad, aún sin debutar en Primera, recibe el apoyo del vestuario tras los seis goles del Mallorca
Pasaron la noche en Mallorca y había coletillas que se reproducían en el vestuario cada pocos minutos, consternados los jugadores por haber perdido una eliminatoria que parecía resuelta, por haber recibido seis goles y cuatro de ellos en un santiamén, en apenas siete minutos. Fue el encumbramiento del Mallorca (6-1); el desastre de la Real Sociedad. "Qué duro", insistían unos. "No sé por qué nos ha pasado esto", convenían otros. "Costará de digerir", susrraban unos terceros. Pero había un futbolista especialmente afectado. Era Eñaut Zubikarai (Ondárroa, Vizcaya; 1984), el portero que tenía la oportunidad de demostrar de nuevo su valía, de pelear por la titularidad, quizá de alcanzar el debut en Primera. Y fue un varapalo.
En uno de los goles, despistado, tiró el balón al suelo y El Chori Castro se lo birló para marcar el 4-1. "Lamentablemente, no estuvo muy acertado", señaló Castro; "pero fue clave que Alfaro se quedara también por detrás suyo, en el lado izquierdo y no estuviera pendiente de mí. Y cuando se dio cuenta, iba en carrera y no consigue agarrarme. Es una situación medio graciosa, pero nos dio la clasificación". A Zubikarai no le hizo ni un pelo de gracia: "No me di cuenta de nada hasta que oí a Iñigo gritarme, hasta que vi algo rojo por detrás... no sé por qué no controlé ese ángulo muerto".
"Pero se tiene que acostumbrar", interviene César Sánchez, portero del Villarreal, que cuando defendía al Zaragoza, también en la Copa (2006), recibió tres goles en los primeros 10 minutos por parte del Madrid (6-1 ganó el club maño en la ida). "Y un tiro al palo, un gol anulado... miré el marcador y pensé que me caería de la cama y me levantaría del mal sueño", expresa César; "ahí es donde se hace duro de verdad ser portero. Pero es ahí, también, donde uno se hace portero. Y Zubikarai verá el partido distinto dentro de una semana porque no es su culpa, sino de todos". Lo mismo opina José Luis González, portero famoso por detener el penalti a Djukic y privarle al Depor de la Liga de 1994 en favor del Barcelona. "Yo debuté en Primera con cinco goles en contra (1-5) por parte del Barça y eso se supera. El guarmatea tiene que saber convivir con los fallos y refugiarse en la confianza del técnico y de los compañeros". Por eso, desde el vestuario, Xabi Prieto recoge el testigo nada más aterrizar en Bilbao y ya en el autobús de camino a casa: "Es un tío muy duro, con mucha personalidad y es difícil verle cabizbajo". Sabe de lo que habla.
Pasó Zubikarai la infancia alejado de la figura paternal. Resulta que José Cándido Zubikarai tiene dos condenas de 27 años y ocho meses, acumuladas y refundidas en una de 30 porque en 1991 la Audiencia Nacional condenó a los etarras miembros del grupo Éibar, Jesús María Ciganda Sarratea y Juan Carlos Balerdi Iturralde, alias Eneko, a sendas penas de 30 años de reclusión mayor como autores de un delito de asesinato con premeditación. También fue condenado por este asesinato Cándido quien, junto a su mujer Make Goñi, colaboró con el grupo Éibar en su actividad asesina de los años ochenta. En el piso de su propiedad fueron detenidos los terroristas del grupo en una operación de la Guardia Civil en abril de 1989, donde se encontraba, en ese momento, Eñaut Zubikarai.
Pero apasionado por el balón, sin embargo, el portero progresó desde el Aurrerá a las categorías inferiores de la Real Sociedad. Meteórico, quemó etapas hasta que su hombro izquierdo dijo basta, hasta tal punto que se perdió casi dos temporadas por completo y a un paso estuvo de colgar los guantes. Pero no lo hizo, de nuevo fuerte ante las adversidades. Y progresó hasta el punto de que, tras una cesión al Eibar, se ganó una plaza en el primer equipo donostiarra. Y en Segunda llegó, incluso, a debatirle el puesto y alternar la portería con Claudio Bravo. Pero el técnico de esta temporada, Montanier no le dio el puesto en lo que supuso otro varapalo para el meta, que aún le falta ser de Primera. Nada se le compara, según el propio Zubikarai, a la metralleta del Mallorca. "El peor partido de mi vida".
"Está dolido y afectado como el resto del equipo. Es una pena porque es un tío muy querido en el vestuario y porque ha tenido pocas oportunidades. Entre todos hemos intentado animarle", confiesa Prieto; "y hay que recordar que si en la ida no encajamos gol alguno fue gracias a él. Y contra el Granada hizo dos buenos partidos". Y añade: "No es su culpa. Fue un mazazo tras otro, algo inexplicable. Estábamos bloqueados". Algo que desde el club auguran no le ocurrirá a Zubikarai.
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