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El Zaragoza, por los suelos

El Racing, impulsado por Diop, coge aire tras doblegar (1-0) al colista, sin remate ni fútbol

Juegan al escondite los jugadores del Zaragoza, que repelen a la pelota de entre sus botas, como si fuera más un problema que una bendición, la misma que les ha llevado, precisamente, hasta Primera División. Les falta confianza, quizá tacto y pie, y una escaleta, toda vez que frente al Racing, equipo también deslavazado, carecieron de toque, pase y fútbol. Más atrevido, impulsado por el criterio de Colsa, la vehemencia de Diop y el ingenio de Acosta, resultó el Racing. Pero se topó con Roberto, el único que puede usar las manos y que lo hace de maravilla -incluso ha salvado de mayores desaguisados al Zaragoza-, hasta que lo determinó Bernado, al quite en un saque de esquina. Victoria del Racing, que trepa en la tabla; hundimiento del colista, con un partido más y ya a cinco puntos del penúltimo.

RACING, 1 - ZARAGOZA, 0

Racing:Toño; Álvaro, Torrejón, Bernardo, Cisma; Colsa, Diop (Tziolis, m. 75); Arana, Adrián (Jairo, m. 67), Acosta (Munitis, m. 83); y Stuani. No utilizados: Mario; Christian, Barrio y Nahuelpán.

Zaragoza: Roberto; Juárez, Da Silva, Pintér, Paredes; Meira, Antonio Tomás (Barrera, m. 58); Lafita (Edu Oriol, m. 84), Luis García, Juan Carlos (Micael, m. 46); y Postiga. No utilizados: Leo Franco; Zuculini, Abraham y Ortí.

Goles: 1-0. M. 45. Bernardo, a la salida de un saque de esquina.

Árbitro: Paradas Romero. Mostró la cartulina amarilla a Paredes, Diop, Arana, Antonio Tomás y Meira.

El Sardinero. Unos 12.000 espectadores.

Empecinados en mostrar sus realidades sociales, los equipos se enredaron con la pelota y en el pase, casi siempre inexacto. Son dos clubes en quiebra, con el aficionado irritado -hasta el punto que han desterrado al presidente del palco-, con el precipicio a la vuelta de la esquina. Y su juego no reanima ni repara, por más que Manolo Jiménez, que se estrenó en el banco aragonés, exija en los entrenamientos alegría; palabrería al fin y al cabo porque el equipo se limitó al contragolpe, con Luis García como trampolín y Postiga como punto final. Dos hombres para todo el caudal ofensivo; demasiado fácil para el Racing de Juanjo González, entrenador hasta que se diga lo contrario, que propone algo más sencillo y pragmático, más efectivo.

Sin alarde alguno, este Racing no pretende protagonismo, sino que resulta indefinido en campo ajeno. Pero se construye con tino, al son de Colsa y al arrebato de Diop, anárquico en lo táctico porque se personifica en todas partes, porque en vez de pulmones cuenta con bombonas de oxígeno incombustibles. Y tiene disparo, como ese que le dio con el tobillo y se perdió por la línea lateral, como esa folha seca que no vio puerta de chiripa, como ese saque de esquina que Bernardo cabeceó a la red.

Cumplido con el requerimiento del gol, se desentendió de la ofensiva el Racing y se desligó un ápice el Zaragoza de la racanería. Insuficiente, en cualquier caso, para fabricar fútbol como por arte de magia. No hay chispa ni juego, y menos remate (solo uno de Luis García y un larguero de Edu Oriol en todo el duelo). Tampoco resultados.

El centrocampista del Racing, Pape Diop, pelea un balón ante Antonio Tomás.
El centrocampista del Racing, Pape Diop, pelea un balón ante Antonio Tomás.ALBERTO AJA (EFE)

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