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"Hay una gran sensibilidad ante los tropiezos"

Manzano insiste en que no dimitirá pese a las peticiones de los aficionados e insiste en que el Atlético no mereció la derrota, la primera de la temporada en casa

La consistencia en casa era el discurso al que Gregorio Manzano se aferraba ante el aluvión de críticas por la imagen del Atlético. El Betis le privó de su último argumento. Hasta la visita del equipo de Pepe Mel, el conjunto rojiblanco no había perdido en el Calderón. Sus números en la Liga Europa eran rotundos: cinco victorias (incluidos los dos partidos de las rondas previas). Los resultados en la Liga también eran respetables: cinco triunfos y tres empates. "Me siento más fuerte que nunca", se animó a decir Manzano, que había ganado sus últimos cinco encuentros como local (Zaragoza, Udinese, Levante, Rayo y Rennes). El gol de Pozuelo a los 54 minutos acabó con la racha. Fue la excusa que la grada esperaba, hasta entonces expectante, incluso animando como si el club no atravesara su enésima crisis. "No voy a escudarme en la mala suerte, sino en el juego, en el fútbol. Y un error nos ha supuesto un gran golpe. El Atlético ha buscado la suerte, la ha trabajado, pero no la ha encontrado... No es que hayamos jugado sin alma; hemos tenido infortunio. Si fuéramos justos, diríamos que no merecimos la derrota", dijo Manzano, que negó que vaya a presentar su dimisión.

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Ni Gregorio ni Manzano

El gol del Betis hizo salir al técnico jiennense del banquillo. Era la primera vez que lo hacía. Hasta ese momento se había refugiado en la burbuja que le confería su confortable asiento ergonómico. "¡Manzano veta ya!", increpó la hinchada, que empezó a corear a Reyes. El entrenador le dio lo que quería... Y se montó el incendio. El cambio de Diego por el extremo de Utrera -a la espera de cerrar su traspaso al Sevilla por 3,5 millones de euros- a falta de 20 minutos, más el de Arda por Coke, terminó de enrabietar al estadio. La respuesta de la grada fue inmediata: "¡Luis Aragonés! ¡Luis Aragonés!". "El equipo no ha salido de otra manera en la segunda parte. Necesitábamos frescura para seguir teniendo intensidad, de ahí los cambios de Diego y Arda. Podíamos habernos ido al descanso adelantados en el marcador, pero los hombres decisivos tenían las piernas cargadas y el Betis ha tenido mucha efectividad", explicó el entrenador.

También hubo gritos hacia el consejero delegado y máximo accionista, pero nada que ver con los que arreciaron la noche del jueves ante el Rennes: "¡Gil, fuera del Calderón!". "¡Que se vayan / diles que se vayan / de una p... vez!". Los cánticos arreciaron con el gol de Santa Cruz tras una pelota que no acertaron a despejar Domínguez y Juanfran. "La afición ha estado maravillosa desde el minuto uno, ha visto intensidad, ocasiones, y ha reconocido durante 70 minutos el trabajo. Pero hay un caldo de cultivo. Hay una gran sensibilidad ante los tropiezos. No beneficia al equipo, el Atlético necesita cordura, no un ambiente tan hostil", volvió a pedir tiempo y calma Manzano. La vuelta de Copa contra el Albacete puede ser el último partido que dirija en su segunda etapa a los mandos del Atlético.

Frente a la desazón rojiblanca, la alegría verdiblanca. "Hemos jugado peor que otros días y hemos ganado 0-2. Pero hemos trabajado todos en común", resumió Pepe Mel. "El fútbol español necesita un Atlético que sea grande... Esta crisis es de resultados en Liga, porque en la Liga Europa ha sido primero de grupo, pero bastante tengo con el Betis para centrarme en el Atleti", se despidió el entrenador bético.

Manzano, durante el partido.
Manzano, durante el partido.ALBERTO MARTÍN (Efe)

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