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La noche de los 53 fallos

El Madrid arranca la Euroliga en el Spiroudome de Charleroi, donde el curso pasado firmó una de las actuaciones más calamitosas de su historia

La temporada pasada el Madrid puso fin a tres lustros de ausencia en la élite del baloncesto europeo y regresó por méritos propios a la Final Four de la Euroliga, reivindicando el prestigio de su heráldica. Pero por el camino firmó uno de los borrones más notables de su historia. Un capítulo aciago en su enciclopedia. Fue la noche del 17 de noviembre en el Spiroudome de Charleroi, la misma pista en la que hoy arranca su participación en la Euroliga ante el modesto Belgacom. Era la quinta jornada del grupo B y el Madrid de Messina buscaba una victoria, más que factible, ante una de las cenicientas de la competición para consolidar su pase al top 16. Pero el trámite acabó en debacle.

El conjunto blanco cayó derrotado por un concluyente 67-49. Los porcentajes certificaron el esperpento. 29% en tiros de dos (16 de 55) y 6% en triples (1 de 15) para un total de 17 canastas de 70 intentos en tiros de campo. 53 lanzamientos fallados que dejaron el casillero madridista en un guarismo paupérrimo: 49 puntos. La anotación más baja del Madrid en Europa desde marzo de 1996 (68-49 ante Olympiacos). En toda la historia solo ha bajado de esa cifra en dos ocasiones. En los últimos 46 años, no lograba una marca tan pobre desde que en noviembre de 1965 cayera en Liga 77-45 frente al Picadero.

Fue la primera de las tres victorias que sumó el cuadro belga -denominado entonces Spirou Charleroi-, que quedó eliminado en la primera fase. El Madrid cayó ante un rival plagado de exjugadores de ACB ya sin sitio en la competitiva liga española: Demond Mallet (11 puntos y 8 asistencias), Daniel Santiago (6 puntos en 12 min), Joseph Gomis (8 puntos) y Justin Hamilton (4 puntos) avasallaron a un Madrid pusilánime. La puntilla la dio el veterano Andre Riddick, de 37 años, que se comió a los pívots blancos: 8 puntos, 8 rebotes y 4 tapones para un 21 de valoración en una actuación excelsa que desde entonces no ha vuelto a repetir. La afrenta de los 49 puntos quedó maquillada en el partido de vuelta cuando el Madrid avasalló a los belgas en la Caja Mágica precisamente por esa misma diferencia (94-45).

En esta ocasión no estarán ni Gomis ni Santiago. Mallet y Hamilton seguirán llevando la batuta respaldados por el exjugador de Estudiantes Jiri Welsch y por el escolta estadounidense Chris Hill, formado en Michigan State y principal apuesta belga en el perímetro. En ellos cimentan sus escasas opciones de avanzar en la competición en su segunda participación consecutiva en la Euroliga. El Madrid de Pablo Laso, aun ultimando su rodaje y con Rudy como cabeza de cartel, regresa a una cancha de gradas calientes. "El Charleroi viene de ganarse una plaza en la Euroleague tras una previa dura en la que se han quedado fuera equipos tan potentes como el Khimki, y es un equipo muy competitivo. Con el grupo en el que estamos la competición será muy exigente para nosotros desde el principio", apunta el técnico blanco. Rudy volverá a la Euroliga cinco años después de su única participación hasta el momento. Entonces alcanzó el Top 16 liderando al Joventut y con un promedio de 16 puntos por partido. "Es una gran oportunidad para seguir creciendo. Estamos en el grupo más difícil de la Euroliga, en el que vamos a competir contra los mejores, y eso es lo que queremos. Todos los equipos han fichado a grandes jugadores", explica el escolta mallorquín. La otra gran esperanza del perímetro blanco, Jaycee Carrol, debutará en la máxima competición continental a sus 27 años.

El Spiroudome es una pista de contrastes que trae buenos y malos recuerdos al madridismo. Fue el escenario del último triunfo internacional del equipo, la Copa ULEB conquistada ante el Lietuvos Rytas (75-87) el 10 de abril de 2007. Pero también fue el escenario en el que perdió, tres años antes, en 2004, la final de la misma competición ante el Hapoel Jerusalén. El Madrid regresa hoy a Charleroi para descorchar una competición de recorrido apasionante y, también, para ajustar cuentas con una de las noches más aciagas de historia. La noche de los 53 fallos.

Demond Mallet, ante Tomic, durante la derrota del Madrid ante el Charleroi.
Demond Mallet, ante Tomic, durante la derrota del Madrid ante el Charleroi.FRANCE PRESS

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