La penúltima joya alemana
Schürrle, jugador del Bayer y rival del Valencia (20.45), significa una vez más la inagotable cantera de la 'Mannschaft'
"Tenemos que fichar a ese chico", le espetó el técnico Jupp Heynckes al máximo dirigente del Bayer Leverkusen, Wolfgang Holzhäuser, cuando observó las diabluras que hacía con la pelota el imberbe André Schürrle (Ludwigshafen, Alemania; 1990) en las filas del Mainz. Fue el curso pasado, cuando tan solo habían transcurrido cuatro jornadas de la Bundesliga y el futbolista apenas había puesto el pie en la élite con la edad de un juvenil. El dirigente, asesorado también por su director deportivo, el exfutbolista Rudi Völler, no dudó en extender la chequera y ejecutar la operación, cifrada en ocho millones de euros, la tercera más elevada de la historia de la entidad tras las de los brasileños Lucio (8,5) y Franca (8,3). No tuvo mal ojo Heynckes -ya en el banquillo del Bayern-, cuando le puso lazo al delantero, que selló el ejercicio con 15 dianas, guió al cuadro de Maguncia a la Liga Europa y que esta noche supondrá la gran amenaza para el Valencia en su visita BayArena (20.45, GolT).
"Es un talento extraordinario", sostiene todavía el preparador, cuyo heredero en la dirección, Robin Dutt, posee ahora un tesoro en el flanco izquierdo de su ataque. "Es peligrosísimo", destaca a través del teléfono el español Sergio Escudero, del Schalke, que le sufrió el año pasado; "define muy bien, pero yo me quedo con sus movimientos. Es imprevisible". Siempre risueño, de mentón prominente y una cabellera rojiza que le confiere un aire travieso, su imagen desenfadada dista mucho de su determinación sobre el terreno de juego. "Si te encara en carrera, estás muerto", subraya Thomas Tuchel, su tutor en el Mainz y que atendió con resignación a la marcha de su artillero, encantado en su nuevo equipo. "El Bayer es un club puntero en Alemania", justifica Schürrle; "en Maguncia todo era un poco más familiar, más pequeño. Aquí todo es a lo grande". Aún más le añora su única hermana, Sabrina, junto a la música, su gran devoción. "Para llegar lejos hay que renunciar a muchas cosas, sobre todo cuando eres joven, pero yo he encontrado mi camino", argumenta el jugador.
Internacional absoluto ya con Alemania, sus virtudes también encandilaron de inmediato al seleccionador alemán, Joachim Löw, como sus cinco goles en 10 partidos, entre ellos uno a Brasil o el de la última jornada, con una galopada de 70 metros, a Bélgica. "Es muy inteligente", apunta el técnico; "tiene mucha facilidad para desbordar a los rivales y retener el balón. Su mentalidad es fuerte y no tiene miedo al contacto". Incisivo cuando toma el esférico, letal cuando parte desde el carril izquierdo, traza la diagonal y arma la pierna -cualquiera de las dos-, su acción predilecta, Schürrle no es un ariete al uso pese a que porte el 9 tanto en la Mannschaft como en el Leverkusen. "Es un atacante moderno", defiende Löw, que le ha integrado poco a poco en su engranaje, en detrimento de Podolski, y que disfruta a los mandos de una hornada de bubis (nenes, como allí se les conoce) integrada por jugadores como Holtby, Kroos, Özil, Müller, Götze, Marin o el propio Schürrle, que aporta el remate entre los últimos fenómenos germanos. "Creo que tiene mucho que ver con las medidas de captación que adoptó la Asociación Alemana de Fútbol hace unos 10 años", explica; "detectaron los talentos y los promovieron enseguida, tanto mediante entrenamientos individualizados como en grupo. Este trabajo con los juveniles también se llevó a cabo en los clubes y yo fui uno de los beneficiados". "Aquí se trabaja genial la base. Con nosotros ya está despuntando Draxler, 18 añitos, otra joya", agrega desde el sofá de su casa, en Gelsenkirchen, el vallisoletano Escudero.
Pero para Schürrle el fútbol entiende de galones. "Raúl es mi modelo", admite; "siempre lo da todo por el equipo, nunca se rinde y no acepta la derrota". Eso se espera de él en el Bayer, que este año no carbura tan bien en la Bundesliga, octavo, y que presumiblemente se jugará la segunda plaza del grupo E con el Valencia. "Los partidos contra ellos pueden ser decisivos", puntualiza el espigado Schürrle. Sus goles, también.
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