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El Manchester City ya sabe qué hacer con el balón

El equipo inglés, que recibe esta noche al Villarreal (20.45), ha pasado de un juego rácano a otro vertical y punzante.- Uno por uno de los jugadores 'citizens'

Acusado el curso anterior de ser un técnico rácano y más que timorato, de alinear a más mediocentros que cualquier otra cosa, Roberto Mancini fue puesto en tela de juicio en un sinfín de ocasiones, solo salvado a última hora tras ganar la Copa al Stoke. Ahora todo es distinto para el Manchester City, un equipo que sabe qué hacer con el cuero, que no se complica en la raíz porque a la defensa no le alcanza para el toque, pero sí para el choque, que en el medio encuentra sin problema alguno rampas para llegar al gol, que entiende a Silva y Nasri como los mejores trampolines posibles, y que posee a Dzeko, Balotelli y Agüero -toda vez que Tévez está castigado en la rebotica-, delanteros con el remate siempre a punto.

Con un gasto que supera los 420 millones de euros en tres temporadas, desde que llegara el jeque Sheik Mansour, los citizens son un equipo tan poderoso como temible, sobre todo porque no vende a sus estrellas con el paso de los ejercicios, sino que amplía el grueso de la plantilla a cada año con fichajes resultones y rimbombantes. Y nadie, por más que no juegue, se queja. Resulta que los sueldos son el mejor somnífero. Y las victorias -es el líder en solitario de la Premier y esta semana se medirá al segundo, su acérrimo rival y vecino, el Manchester United- el mejor cartel posible. En Europa, sin embargo, todavía no han mostrado su fiereza, hasta el punto de que empataron con el Nápoles (1-1) en el City of Manchester y perdieron frente al Bayern (2-0) a domicilio. Con tantos jugadores y opciones, este es un once posible que se mida ante el Villarreal.

Hart. Portero (Shrewsbury, Inglaterra; 1987). Actualmente no hay otro guardameta a su nivel en la isla, sobrio bajo los palos y de reflejos felinos. Uno de sus puntos fuertes es que no suele dar opción a segundas jugadas, casi siempre acertado con los puños y atinado, si no, para atrapar el cuero entre los guantes. De ahí su apelativo Tenazas de Hierro. Pasa apuros, sin embargo, en los movimientos laterales y en los balones colgados al área.

Richards. Lateral derecho (Birmingham, Inglaterra; 1988). Físico como pocos, es un zaguero que nunca se esconde, que busca el choque y el contacto sin rubor alguno. Sus piernas le alcanzan para subir como un cohete y recobrar la posición sin esfuerzo alguno durante los 90 minutos. No descuenta rivales con el pase, sino que lo hace con la zancada. Tampoco se complica a la hora de tomar decisiones. Si tuviera mejor pie para el centro y la definición, nadie pondría en duda que es uno de los mejores del mundo en su puesto.

Kompany. Central (Uccle, Bélgica; 1986). Ha dado un paso al frente cuando el equipo más lo ha necesitado, sancionado unos meses su pareja de baile en el eje de la defensa, Kolo Touré, por ingerir presuntamente una sustancia dopante no especificada. Fuerte en los balones aéreos, puntual en el corte y rápido en la corrección, a Kompany solo se le resisten los delanteros pequeños y habilidosos, los que le retan directamente a su cadera. Territorio de Rossi.

Lescott. Central (Birmingham, Inglaterra; 1982). No ha chirriado demasiado porque el equipo apenas pasa apuros en la Premier, pero es la pieza más débil del equipo. No flaquea en los balones altos, pero es torpe con el cuero entre los pies y equivoca casi siempre la vía de salida del cuero. Cada metro que se separa de Hart es un castigo a su fútbol. Parece cuestión de tiempo que Kolo Touré recupere el puesto.

Kolarov Lateral izquierdo (Belgrado, Serbio; 1985). El zaguero más técnico del equipo, zurdo cerrado y con vocación ofensiva inflexible. Ni siquiera la llegada de Clichy ha puesto en entredicho su titularidad. Es rápido, tiene un cañón por pierna y facilidad para el desborde, además de exquisitez en el centro, casi siempre fuerte y al primer palo. Su punto débil es que en ocasiones se despista a sus espaldas, una laguna que suele corregir con la velocidad de sus piernas. El equipo, en cualquier caso, cuenta con él como uno de los ejecutores de las faltas.

De Jong. Mediocentro (Ámsterdam, Holanda; 1984). Recordado por su patada karateca a Xabi Alonso en la final del Mundial de Sudáfrica, el futbolista juega siempre al límite, con más puntapiés al rival que al balón. Infatigable, se encuentra cómodo con la brega y la fricción. Mancini siempre le da la titularidad, quizá porque no se complica con la pelota a la hora del en el pase, porque pide auxilio a cualquiera que le apoye. En lo táctico, sin embargo, falla muy poco, casi siempre en el sitio que le corresponde, aguantando la línea a cada instante. Y si sale de su parcela, acierta. Roba una gran cantidad de balones por duelo disputado.

Touré. Mediocentro (Sekoura Bouake, Costa de Marfil; 1983). Es la pieza que sorprende al rival porque actúa de eje, pero se sale de sitio cuando le antoja, gracias a su kilométrica zancada y su facilidad para el desborde, además de tino en el remate de larga distancia. Protege el balón como pocos y entiende el fútbol de asociación a las mil maravillas, por más que su altura (1,90 metros) indique lo contrario. Bien en el desplazamiento en largo, correcto al primer toque y sensacional en la lucha por alto. Solo le falta una pizca de velocidad.

Nasri. Medio (Marsella, Francia; 1987). El galo, mediapunta por definición, se ha adaptado al variable esquema de Mancini -puede ser un 4-2-3-1 con él en la derecha; 4-3-3 con él como volante y 4-4-2 con el como trampolín- y funciona donde sea porque con el balón en los pies no tiene parangón. Habilidoso en el regate, solvente en el enlace -es el mejor asistente de la Premier con seis pases definitivos- y atrevido de cara a la portería, es un futbolista con mayúsculas que ya se ha cobrado su protagonismo en la selección francesa, impulsado por el técnico Blanc. No falla en los momentos decisivos, pero sí que resultó, al menos en el Arsenal, un tanto irregular.

Silva. Medio (Arguineguín, España; 1986). Es el paso intermedio para cualquier jugada elaborada del Manchester City. Mancini es un incondicional suyo -"Silva es de los mejores del mundo", suele repetir- y ya no duda de su titularidad, como hacía al principio del curso anterior. La grada le ha apodado el Mago Merlín por su fantasía sobre el tapete y ha sido escogido el jugador del mes de septiembre para los aficionados. Otorga la pausa necesaria al equipo, el quiebro en el momento preciso y el pase concluyente. Tampoco se esconde en los partidos decisivos.

Adam Johnson. Extremo (Sunderland, Inglaterra; 1987). Un cohete que lleva la pelota atada al pie. Ejecuta los quiebros, además, a una gran velocidad y no le cuesta nada ganarse posiciones de remate. Zurdo, puede jugar en cualquiera de las dos bandas. Es un tanto irregular, pero no se le puede dar medio metro. Saca centros medidos y es muy difícil pillarle si ya está en carrera.

Agüero. Delantero (Quilma, Argentina; 1988). Le han bastado unos pocos partidos para demostrar que es un ariete universal, capaz de crear un desaguisado a cualquier defensa. Ha encontrado jugadores que le ponen los balones en condiciones y él, todo un elogio a la definición, no falla. Es el segundo máximo goleador de la Premier con ocho dianas. Espectacular en la arrancada, necesita medio palmo para descuartizar las cinturas rivales. Disparo potente, olfato superdotado y capacidad desarrollada de desmarque, proteger el cuero y remate. En sus botas está el gol.

Otros jugadores

Clichy. Lateral izquierdo (Toulouse, Francia; 1985). Con más nombre que méritos, el zaguero resulta un buen marcador, con capacidad desarrollada para el ataque y notable manejo del balón para tirar centros al área. Se pierde en conceptos tácticos y no han sido pocas las veces que rompió el fuera de juego en su anterior equipo, el Arsenal.

Kolo Touré. Central (Bouake, Costa de Marfil; 1981). No ha recobrado el puesto de titular después de que le sancionaran por varios meses por consumir una sustancia dopante sin identificar. Es, sin embargo, un central con galones y dotes de liderazgo, capaz de desbaratar el peligro aéreo y una calidad técnica nada desdeñable para ser el origen de las jugadas.

Barry. Mediocentro (Hastings, Inglaterra; 1981). De un físico envidiable y una capacidad para cubrir parcelas majestuosa, este zurdo no es titular en el Manchester City, señal de la exigencia de un equipo con tantas figuras. Buen desplazamiento del balón, su juego se entiende desde la horizontalidad y carece del pase que descuenta rivales. Suele ser violento en las entradas. Jugaría en cualquier equipo de Inglaterra y, probablemente, del mundo.

Milner. Medio (Leeds, Inglaterra; 1986). Para Mancini y Capello es un interior, y para el resto del mundo es un mediocentro más que válido. Quizá el overbooking de ejes le desplacen al costado, donde acumula bastantes minutos y oportunidades, donde demuestra que no le hace falta el regate para sacar centros medidos. Su recorrido no es muy largo y tampoco destaca en el juego de toque. Pero hace mucho del considerado trabajo sucio -ayudas, robos de balón, movimientos tácticos, arrastres...-, necesario para cualquier equipo.

Dzeko. Delantero (Sarajevo, Bosnia-Herzegovina; 1986). Su altura (1,92 metros) no discute con su habilidad. Tiene regate en corto y una facilidad pasmosa para revolverse dentro del área y encontrar la senda del gol. Puede ser válido para cualquier fútbol, puesto que no le hace ascos al toque y tampoco al juego directo, gracias a su capacidad para aguantar la pelota y esperar las incorporaciones desde la segunda línea. Podría ser titular, lo que llevaría a Johnson al banquillo y a Agüero a desempeñarse como falso delantero.

Balotelli. Delantero (Palermo, Italia; 1990). Ariete físico que es capaz de lo mejor y de lo peor, más que incontrolable y demasiado irascible. Le pierde su temperamento. Tiene disparo certero, un desmarque por detrás de la defensa indescifrable e ingenio para ser peligroso dentro y fuera del área. Pero no es titular y, de no cambiar mucho las cosas, no lo será porque Dzeko atraviesa un momento más que dulce y Agüero es letal.

Agüero y Silva festejan un gol junto a Dzeko.
Agüero y Silva festejan un gol junto a Dzeko.EFE

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