Hay Silva para todos

La nómina de centrocampistas españoles no resiste comparación alguna, hasta el punto de que el equipo es capaz de firmar 842 pases exitosos en un partido, como ante Escocia. Innegociable la titularidad de Xabi Alonso y Busquets en el eje del campo, y de Xavi e Iniesta como volantes, quedan dos puestos para otros seis medios (Javi Martínez, Thiago, Cazorla, Cesc, Mata y Silva). Parecen tomar la delantera Cesc, que bien podría actuar de falso delantero como pule en el Barça, y Silva, que, camaleónico como pocos, podría adaptarse al extremo derecho, por más que su función en la selección no sea la misma que en el Manchester City, colíder en la Premier con el Mufc. En Inglaterra da la pausa -"es fútbol es muy rápido, así que trato de calmarlo", reconoce-; en España pone el toque y ahora también el gol.

"Ha jugado al nivel que se espera de él. Muy bien", convino el seleccionador Vicente del Bosque, que no quiso ensalzarlo más de lo debido como tampoco decidió reprobar sus palabras de hace unos días, cuando el jugador sugirió que con Luis Aragonés su fútbol brillaba más. "Me va bien, estoy contento por mi juego", amplió el futbolista a pie de césped, siempre más lacónico de la cuenta. A ninguno le falta razón; David Silva (Arguineguín, Gran Canaria; 1986) firmó frente a Escocia su tercer doblete con España, después del conseguido ante Grecia en agosto de 2007 y contra Bélgica en septiembre de 2009. Para redondear su actuación, el zurdo regaló el tercer tanto a Villa. "Está que se sale, se le ve con mucha confianza cuando tiene el balón entre los pies", confirmó Piqué. El inicio de temporada que lleva le define.

Aunque empezó el curso con un severo traspié, doblegado por el Manchester United en la Community Shield (Supercopa inglesa), Silva asumió siempre la iniciativa del juego, la función de trampolín del equipo. Una exigencia del técnico Mancini, que prefiere repartir el balón entre Nasri y el canario para que lo punteen los delanteros del equipo, tan abundantes (Agüero, Balotelli, Dzeko y Tévez) como certeros. Nasri suma seis asistencias de gol en la Premier y Silva, segundo en la tabla del torneo, acumula cinco, además de dos tantos, la mitad que los que acumuló en el ejercicio anterior. Tal es el nivel exhibido, que desde el City of Manchester ya le han elegido como el mejor jugador del mes pasado, además de apodarle el Mago Merlín. "Es un jugador top", le piropea Mancini; "no sé por qué no fue al Madrid o al Barça, pero tenemos suerte, ya que es uno de los mejores del mundo". El club, de chequera generosa gracias al jeque Mansour bin Zayed -inexistente para el vestuario, como reconoce Silva-, ya le utiliza como imagen; es la portada del juego que del nuevo EA Sports del Pro Evolution Soccer, que se vende en la ciudad junto al Kun y De Jong.

Apartado de Manchester, lejos del ruido, Silva pasa los días junto a su familia y alrededor del esférico. Siempre le gustó. Así lo aclaró a los cinco años, cuando era recogepelotas en el campo del Arguineguín y un balonazo le rompió el brazo, cuando a las dos semanas fue al partido escayolado para recobrar su puesto a pie de césped. Ahora él es el protagonista principal y hay Silva para todos, toda vez que en España juega al toque y pone el remate, toda vez que en Inglaterra trata de desacelerar el juego -a veces imprime velocidad, claro- para imponer la precisión y el pase definitivo. La temporada pasada, con seis goles y 15 asistencias en 56 partidos, además de conquistar la Copa inglesa al derrotar al Stoke en Wembley, fue más que notable. En esta aspira al sobresaliente, por más que el equipo renquee en la Champions, con un empate ante el Nápoles y una derrota ante el Bayern. Quizá saca una nueva versión para esa competición, recursos le sobran.