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El Rayo tiene más carácter

El equipo de Sandoval impone su brío ante un Getafe (0-1) desdibujado y sin ideas

Hay partidos que se descifran desde la táctica y otros que lo hacen desde el espíritu. El Rayo Vallecano, inmunizado al caos y barnizado contra la adversidad en su periplo reciente, ha decidido agarrarse a Primera con todas sus fuerzas y no desaprovechar la ocasión. Como el náufrago que encuentra su tabla de salvación, los de Sandoval han regresado a la élite con ideas claras y pie firme, y se impusieron a un desdibujado Getafe (0-1) por carácter y voluntarismo.

A las 12 de la mañana. A la hora del fútbol modesto. En ese horario en el que, allá por la década de los 90, el Rayo Vallecano reeditaba su fama de Matagigantes en Primera y el Getafe se batía el cobre en la Segunda B regando con sudor Las Margaritas, se estrenaba en el Coliseum un cartel inédito. Un nuevo derbi madrileño en la máxima categoría. El duelo directo por la conquista de ese título, honorífico e intangible, de tercer equipo de Madrid. Güiza y Pedro León retornaban al once inicial azulón para completar, sobre la marcha, su proceso de rodaje y Tamudo aportaba su maratoniano expediente a la delantera rayista. Y aunque los miembros más destacados del elenco no anduvieron nada finos, el pulso no tuvo desperdicio.

GETAFE, 0-RAYO, 1

Getafe: Moyá; Valera, Lopo, Cata Díaz, Masilela; Lacen, Juan Rodríguez (Rubén Pérez, m. 35); Pedro León (Abdel Barrada, m. 72), Miku, Sarabia (Pedro Ríos, m. 60); y Güiza. No utilizados: Codina; Torres, Colunga y Casquero.

Rayo Vallecano: Dani Giménez; Tito, Arribas, Figueras, Casado; Movilla, J.Fuego, Michu; Piti (Delibasic, m. 74), Botelho (Pacheco, m. 82) y Tamudo (Lass, m. 57). No utilizados: Cobeño; Labaka, Rafa García y Trashorras.

Gol: 0-1. M. 3. Michu.

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Masilela, Botelho, Arribas, Rubén Pérez, Casado, Tito y Michu.

Unos 9.000 espectadores en el Coliseum.

Desde el saque inicial, el Rayo demostró que llegaba a Getafe más despierto que su rival. Movilla tensaba las cuerdas en el eje con la ayuda de Javi Fuego, Bothelo afinaba su zancada por el costado izquierdo y Michu asomaba su corpachón amenazante junto al balcón del área azulona. Y no tardaron los vallecanos en refrendar las buenas sensaciones de su puesta en escena. A los tres minutos, Piti lanzó un córner con más intención que puntería y Michu se encargó de descolgar el balón de las alturas para enviarlo a la red con la solvencia de un acreditado cabeceador ante la enclenque zaga local.

Destartalado en labores defensivas y destemplado en la creación, el Getafe se quedó grogui tras el golpe. No hubo rastro en toda la mañana de las buenas intenciones exhibidas en el Bernabéu hace una semana. Incapaces de sacudirse el dominio, sin argumentos y sin balón, los hombres de Luis García -que seguía el partido desde la grada por sanción-, permitían a cada paso que la apuesta vallecana fuera tomando vuelo. Piti y Tamudo desplegaban sobre el césped la misma entrega que los 800 aficionados rayistas llegados en el Cercanías. Sus cánticos y su jolgorio se imponían ante la hinchada local, y los de Sandoval acogotaban al cuadro azulón.

Juan Rodríguez pagó los platos rotos. Rubén Pérez tomó la alternativa en el puesto de mediocentro con la misión de ayudar a Lacen a remendar los costurones de los locales. Pero el roto no estaba solo en el centro del campo. Cada balón colgado al área de Moyá se convertía en un martirio para los centrales azulones y las bisagras de Cata sufrían ante el brío de Tamudo. Pasada la media hora, Piti tuvo la oportunidad de romper definitivamente el marcador pero su sutileza en forma de vaselina se marchó por encima del larguero con un suspiro. Un timorato cabezazo de Valera a los 40 minutos fue el único arrebato local en la primera mitad.

A la vuelta de los vestuarios, el Getafe pareció recomponer la figura. Los de Luis García rescataron su catálogo, buscaron mantener el balón y comenzaron a buscar a Güiza a la espalda de los centrales rayistas. Como un equilibrista, en el alambre del fuera de juego, allí donde hizo fama y fortuna hasta convertirse en internacional, el delantero jerezano comenzó a asustar a Dani Giménez. Pero cuando Colunga iba a sumar su pólvora al romo ataque azulón, Pedro León se rompió en un sprint y, el cambio de planes, obligó a reclutar con urgencia a Abdel. Para entonces el partido no estaba para sutilezas y el libro de instrucciones demandaba más carácter que academicismos. Y en carácter nadie gana a los de Sandoval.

Michu celebra su gol
Michu celebra su golSERGIO BARRENECHEA ( EFE)
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