_
_
_
_

Unas "marionetas"

Nadal llega a cuartos y los tenistas se muestran dispuestos "a cualquier cosa" para protestar por el calendario, el reparto de ingresos y el trato que reciben en los grandes

Bajo el sol, Rafael Nadal es la tormenta: tras la suspensión por lluvia del miércoles (0-3), el mallorquín arrolla 7-6, 6-1 y 6-2 al luxemburgués Muller y se pone a analizar lo que pasa en el Abierto. La situación es caótica. David Ferrer y el estadounidense Roddick han disputado solo dos juegos cuando una grieta, tremenda cicatriz que vomita agua, les obliga a irse a otra pista (6-3, 6-4, 3-6 y 6-3 para el estadounidense). Los tenistas compiten enervados porque la víspera se les pide repetidamente que se preparen aun sabiendo que las canchas están empapadas. Unos recuerdan la dureza del calendario, que se reducirá dos semanas en 2012. Otros se quejan del poder de los torneos grandes. Algunos hablan de ir a la huelga porque los jugadores se reparten "solo" el 13% de los ingresos del circuito. "Y yo", resumió Nadal; "no tengo información de eso [el lockout], pero estoy dispuesto a cambiar cosas". Más claro: "Estoy dispuesto a cualquier cosa siempre que estemos todos a una".

"Mi parte del cuadro es muy difícil para el que llegue a la final, porque jugará cuatro días seguidos", dice el español, que se sienta en el Consejo de Jugadores, como el suizo Federer. "Es una locura que las semifinales sean en sábado [no hay un día de descanso con la final el domingo]. El problema no es la organización del Abierto, sino que los jugadores no tenemos el suficiente poder en los grandes. Eso es lo que tiene que cambiar muy rápido", añade. "No queremos pelearnos con nadie. El problema es que parece imposible cambiar las cosas por un camino correcto, así que quizás tengamos que buscar otro. Hablando ha sido imposible. Hay que luchar más para tener más fuerza, que nuestros representantes sientan que tienen más poder porque estamos unidos. Por las buenas, intentando convencer [a los torneos grandes] de que las cosas tienen que cambiar, ha sido imposible. Es lógico. Estos torneos son los más potentes, tienen mucha fuerza por su tradición, por lo que significan, que es muchísimo, y por eso por las buenas es complicado que cambien".

En la caseta, Roddick da fuelle a la posibilidad de una huelga. Su partido contra Ferrer reúne varias de las razones esgrimidas por los jugadores. Durante dos días, ambos tenistas, como todos los del turno de las 11.00, se levantan a las 7.30, desayunan a las 8.00 y se presentan en el club a las 9.00. Durante dos días, se vendan y se desvendan, comen pasta a deshora por si tuvieran que saltar a la pista, reciben consejos y se activan con carreras y ejercicios de fuerza en el vestuario. Todo, para nada. Primero, el miércoles, irrumpe el agua. Durante ese día a ambos se les requiere que vuelvan a prepararse para competir hasta en tres ocasiones. Finalmente, regresan a la pista el jueves. No está lista, pero deben aguardar 1h 30m hasta que la organización decide que todos esos pies pisando las burbujas de la pista no arreglan nada. El número cinco y el héroe local acaban en una pista menor, la 13, sin Ojo de Halcón. "¡Estoy harto!", se queja Roddick. "Aquí, los intereses comerciales están por encima de todo", resume el escocés Murray.

"Sí, aquí el torneo es más importante que los jugadores", valora Ferrer. "No es fácil tener tranquilidad. Sales a la pista, ves que está mojada y te sientes como una marioneta: lo único que les importa es sacar la jornada adelante. Con los parones, no cojo el timing. Ellos son los jefes. Yo ya gané más dinero del que me merezco, pero somos los que nos partimos la cara. Nos toman el pelo con el dinero, porque ganan más del doble que nosotros y no pintamos nada. Duele".

Ferrer se marcha del Abierto, donde Nadal se cruzará hoy con Roddick. "No se puede jugar del 1 de enero al 5 de diciembre", dijo el mallorquín, que ve en una huelga una salida perjudicial para todas las partes implicadas. "No puede ser que los torneos del Grand Slam siempre hagan lo que quieran. Para cambiarlo hay que estar unidos. Para eso hay que luchar. ¿Cómo? Como haga falta".

Rafael Nadal, durante su partido contra Müller.
Rafael Nadal, durante su partido contra Müller.MIKE SEGAR (Reuters)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_