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Orgullo de campeón

Ferrero, que no figura entre los 100 primeros jugadores del 'ranking' mundial, derrota al francés Monfils, el séptimo, en 4h 49m

La cadera. La rodilla. Las llagas y las ampollas de los pies. Son los tributos que paga Juan Carlos Ferrero al cemento hirviente, calentado por el sol, mientras derriba por 7-6, 5-7, 6-7, 6-4 y 6-4 al francés Gael Monfils, el número siete del tenis mundial, en el Abierto de Estados Unidos. Son 4h 49m de duelo tras una primera ronda en la que el español ya descontó 3h 32m. Son 31 años, la palabra "retirada" ya en la boca allá por mayo y ahora el sueño de que 2012 y una pretemporada sin achaques le devuelvan a lo más alto. Son las voces que antes del torneo apagan sus dudas. Primero, las del doctor Ignacio Muñoz; luego, las del fisioterapeuta Juan Rekke, contándole que sus dolores son superables, que en su cabeza está la clave. Son un millar de intensos peloteos para que el atormentado exnúmero uno, hoy el 105 del ranking, supere una prueba de supervivencia en la que perecieron muchos otros: 15 jugadores se han retirado ya del torneo.

"El cemento es un matapersonas". La frase es de Gonzalo López, el entrenador de Anabel Medina, pero podría firmarla cualquier tenista. En Nueva York el calor lacera la piel de Ferrero, le acompaña en sus gritos de puño cerrado y pone a hervir la pista. Sobre ella, el valenciano, como los demás, se protege como puede. Sus calcetines esconden dobles vendajes para que no se le queme la piel, pero no pueden evitarle ayer las ampollas. Las suelas de sus zapatillas están pensadas para defender sus articulaciones de la abrasión. En la caseta, tras el combate, pide crema contra las quemaduras.

"Hacía tiempo que no jugaba un partido tan largo", explicó Ferrero, atendido dos veces por el fisioterapeuta tras jugar solo 19 encuentros en todo el año; "esta victoria significa mucho paramí. Hacía tanto que no disfrutaba... Ha sido un encuentro muy físico, pero di un muy buen nivel, agresivo desde el fondo para moverle. Fue muy especial... Pero sigo teniendo algún problema en la cadera".

Como todos los tenistas, Ferrero, que sacude los puños mientrasMonfils le aplaude, homenaje a su orgullo de campeón y a su deseo incontenible, depende de artesanos que diseñan su equipación contra las inclemencias competitivas que le provocan esos dolores. Feliciano López, por ejemplo, compra las plantillas en Belgrado, se analiza las manos para delinear la empuñadura de su raqueta en Nueva York y se mide los pies para sus zapatillas en España. "Somos losmecánicos de los tenistas. Las modificaciones que hacemos en las raquetas son como las de los pilotos de la fórmula 1 o la Moto GP", dice Xavi Segura, el encordador de la selección española de la Copa Davis, quien también adapta el mango de cada raqueta a la mano de cada tenista. "Es un tema en el que hay mucho secretismo", cuenta sobre su trabajo, que es fundamental para garantizar la fluidez en el juego, evitar sobrecargas en brazos y espalda y permitir luchas como la de Ferrero, que deja al público aplaudiendo extasiado.

El sol carcome las zapatillas. El calor va abriéndose paso en los cerebros (¡cómo sufre Ferrero!, ¡cómo se le marchan los breaks de ventaja en la tercera manga!, ¡cómo la pierde con una mala dejada!). La temperatura va marcando el lance mientras cuece el cerebro de Monfils, mortificado por los peloteos del rival, que le mueve de un lado a otro, que no le permite golpear quieto, que le dice que demuestre si puede su fama de atleta tremendo. El francés acaba boquiabierto. Seco. Sobre la pista, pero con la cabeza fuera.

Entre el mar de bajas de tenistas, entre los épicos sufrimientos de Ferrero, puro timing en su golpeo, una excepción de delicioso juego: la victoria del suizo Roger Federer (6-3, 6-2 y 6-2 al israelí Dudi Sela) no provocó ninguna reacción en el vestuario. El triunfo de Ferrero, sí. Entre las felicitaciones, hubo una voz sabia que quiso resumirle quién es, qué ha hecho y qué puede volver a hacer en 2012: "Has ganado al número siete del mundo... Y tú, sin entrenarte".

El tenista valenciano se abraza con Gael Monfils.
El tenista valenciano se abraza con Gael Monfils.TIMOTHY A. CLARY (AFP)

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