La caída del gigante
El tenis estadounidense vive momentos difíciles, liderado por Mardy Fish y anclado en el recuerdo de Sampras, Agassi, McEnroe y Connors
La victoria de Mardy Fish en la primera ronda del Open de Estados Unidos fue inapelable. Nadie pudo discutir su superioridad sobre un rival de poca monta como el alemán Tobias Kamke, al que venció por 6-2, 6-2 y 6-1. Sin embargo, la confianza de los estadounidenses en el hombre que lidera su tenis en el contexto internacional es prácticamente nula. Fish, octavo jugador mundial, está en la cumbre de su carrera y es el único representante norteamericano en el restringido grupo de los top ten. En los últimos meses, ha logrado algunas victorias de mérito, como la que consiguió ante Rafael Nadal en los cuartos de final del torneo de Cincinnatti, o las que le dieron el título del torneo de Atlanta. Sin embargo, lo más grande que figura en su palmarés son seis títulos menores y tres cuartos de final en los torneos del Grand Slam.
Un bagaje muy corto para ser el emblema de un tenis americano, que siempre ha vivido en la opulencia y que ahora se debate por la supervivencia. La situación es patética, con solo Fish entre los 20 mejores del mundo, seguido de un Andy Roddick en sus horas más bajas, 21º, de John Isner (22º), de Alex Bogomolov Jr. (44º) y de un James Blake (63º) que no ha respondido a las expectativas. No es precisamente el mejor momento del tenis americano, que dominó en el pasado las clasificaciones y que gobernó con mano de hierro el circuito internacional. Ahora, el tenis es un deporte básicamente europeo que controlan los jugadores del Viejo Continente y dirigido con criterios cada vez más alejados del gigante americano, al que, sin embargo, necesitan imperiosamente para su supervivencia.
Los tiempos en que Pete Sampras, Andre Agassi, John McEnroe o Jimmy Connors eran los reyes del tenis y los hombres más seguidos del circuito han pasado a mejor vida. Baste recordar que en 1979, Estados Unidos colocó a siete jugadores entre los 10 primeros en la clasificación del final de temporada: Connors, McEnroe, Gerulaitis, Tanner, Ashe, Solomon y Dibbs. Y que en 1978, habían sido seis. Entre 1992 y 1999, los jugadores estadounidenses concluyeron siempre el año en primera posición: Courier, Sampras y Agassi. Pero la última vez que lo consiguieron fue en 2003, cuando Roddick todavía suponía una amenaza para el suizo Roger Federer.
El Open de Estados Unidos será la última oportunidad del año para ver a un norteamericano levantando un trofeo del Grand Slam. La tarea, sin embargo, se plantea como casi inasumible. Los últimos grandes campeones estadounidenses fueron Andy Roddick en Nueva York en 2003 y Andre Agassi en el Open de Australia de aquel mismo año. En Wimbledon no se imponen desde Pete Sampras, en 2000, y en Roland Garros desde Agassi, en 1999. El sueño americano en el Grand Slam parece lejos de ser realizable este año. Ni Fish, a pesar de su evidente mejoría, ni Roddick, cada vez más falto de confianza, parecen en condiciones de luchar con los Djokovic, Nadal, Federer y Murray.
![El tenista estadounidense Mardy Fish devuelve la bola al alemán Tobias Kamke.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TVVQH5CJU2JT5NUTFXU5LAUZZE.jpg?auth=39c48124432b44c8db5370a6472a6710364e18babfa4c7938cc5e7a71cb440c2&width=414)
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