Necesario pero nunca imprescindible

Como entrenador, puedo ser necesario pero nunca imprescindible para el atleta. Opino que seguiría habiendo atletismo y competiciones sin técnicos, pero nunca se daría la competición sin atletas.

El trabajo es gestionar el potencial del atleta. Es aquí donde soy necesario. De manera que lo que percibimos que pueda llevar consigo un atleta, intentaremos luego desarrollarlo para mejorar su rendimiento deportivo. No digo que en ocasiones haya creído ver algo que luego no haya habido. Lo que nunca podría como entrenador es poner algo que el atleta no llevara consigo. Podría decir que un atleta puede correr más rápido si vemos que le falta desarrollar su potencial como, por ejemplo, con un trabajo específico de fuerza y de mejora de la técnica de desplazamiento. Pero lo que nunca podría hacer es desarrollar esa cualidad cuando faltará ese potencial.

Considero que hay un potencial a desarrollar a lo largo de toda la vida deportiva de un atleta, como, por ejemplo, el que me ha llevado a trabajar en el atleta desde su iniciación en cuyo caso el objetivo fundamental sería la formación, y el que tratamos de desarrollar en la fase de madurez del atleta, que entonces el objetivo pasaría a ser el de la gestión del máximo rendimiento. Yo he tenido la oportunidad de trabajar toda esa evolución gracias a empezar con los atletas desde que son niños hasta que pasan a ser adultos.

La experiencia que me ha dado el trabajo con atletas que han alcanzado la madurez deportiva me dice que ese potencial no es constante; varía dependiendo de circunstancias propias del atleta. Es ahí cuando es imprescindible adaptarnos a ese nuevo escenario de trabajo, y considero que nunca es al revés. Es decir, que el atleta se adapte a nuestras expectativas, pues desestabilizaría la coordinación que debe existir entre atleta y entrenador. Sería como un tándem en el que no los dos no van sincronizados. Esas circunstancias que, como había dicho, van modificando continuamente ese potencial al ser propias del atleta y por mucho que yo quisiera nunca podría modificarlas.

La conclusión es que el atleta que es bueno en ese momento es porque ese potencial y unas circunstancias favorables para desarrollarlo.