Un debut desgraciado
Miquel se estrena con el Arsenal en Liga y propicia un gol en contra
Tan solo habían transcurrido 13 minutos del primer gran duelo del curso en la Premier, entre el Arsenal y el Liverpool, saldado con un triunfo de los reds después de un pulso de alto voltaje. El zaguero Koscielny, roto, se echó la mano a la parte posterior del muslo izquierdo, se arrodilló y golpeó con insistencia el tapete del Emirates antes de abandonarlo apoyado en su compatriota Nasri. El técnico Arsène Wenger se revolvió en la banqueta y dio la orden. Sin tiempo para asimilar su estreno, el joven Ignasi Miquel (Barcelona, 1992), central del equipo reserva, se despojó del peto, ajustó los cordones de sus botas y saltó al campo con el 49 a la espalda. Una camiseta que guardará como oro en paño, la de su debut en la Liga inglesa, pero que, sin embargo, recoge una sensación agridulce. No tuvo fortuna el español, que después de cincuenta minutos extraordinarios y una lección de aplomo saboreó el trago más amargo del fútbol cuando un despeje suyo originó el primer gol del equipo de Kevin Dalglish y sembró el triunfo de los de Anfield.
Resopló la grada, que volvió a echar en falta un jefe de operaciones, espera a Wilshere y no encuentra relevo para Cesc, por mucho que Nasri tomase la batuta y Van Persie, muy diluido, haya heredado el brazalete. Muy tierno, inmerso en un mar de dudas esta campaña tras la salida de Fàbregas y lastrado por las bajas en su retaguardia, el Arsenal se topó con un Liverpool de colmillo afilado que asestó una dentellada en cuanto olió la sangre. Lo intentó en el primer acto el fornido Carroll, que ganó el pulso aéreo a Sagna sin apenas tomar vuelo y envió un testarazo soberbio al que respondió Szczesny con una estirada muy plástica. Lo hizo después Henderson, que envió mansamente el esférico a la manoplas del portero polaco y que encontró la réplica del rival en una fabulosa galopada de Nasri. El francés, que jugó pese a su flirteo con el Manchester City, tomó la pelota en el centro del campo, se deshizo con dos quiebros eléctricos de Lucas y Agger y engatilló a Reina, pero su disparo se marchó lamiendo la base del poste.
También se rebeló Frimpong, muy acelerado durante todo el envite y que terminó enfilando el vestuario tras enseñar los tacos con fiereza a Lucas en el segundo periodo. Pero Reina, un muro insalvable para los gunners, desvió el proyectil, de la misma forma que desbarató la acometida a bocajarro de Van Persie, que desapareció desde ese instante. Bien pertrechado, guiado por Adam y con la pólvora a punto, el Liverpool se aferró entonces a Meireles, relevo de Kuyt y revulsivo para los de Dalglish. Sirvió al hueco el portugués en una contra, Miquel interpuso la pierna y la pelota impactó en el pecho de Ramsey. El balón describió una parábola imposible para el meta Szczesny y el Arsenal entró en barrena. Una acción desgraciada que no hace justicia a la soberbia puesta en escena del defensa, descartado por el Barça cuando jugaba en infantiles y que, con solo 16 años, ya en las filas del Cornellà, atendió la llamada del Arsenal y puso rumbo a Londres.
El tanto, unido a la expulsión previa de Frimpong y la suerte esquiva de Miquel, cayó como un mazo sobre los de Wenger cuando la lluvia comenzaba a arreciar sobre el Emirates. Desperezado, en su salsa, con la presa ya aturdida, el Liverpool asestó un segundo golpe. Lucas alzó la mirada, abrió al flanco derecho y encontró a Meireles, que sirvió a Luis Suárez pese a que el uruguayo hubiese iniciado la jugada en posición ilegal. El delantero, que llevaba solo 20 minutos sobre terreno de juego, dosificado por Dalglish, apuntilló a los gunners con un toque dulce. El esférico rodó de forma pausada camino a la red, contemplada con resignación por Miquel. Su tutor, Wenger, se encogió de hombros y la parroquia del conjunto londinense, hastiada por la ausencia de títulos y que demanda un golpe de timón ante la deriva de su equipo, incapaz de logar una victoria en los dos primeros partidos del campeonato, abandonó los asientos antes de que el árbitro decretase el final.
Un panorama distinto se respira en Stamford Bridge. Pese a encajar un tempranero gol de Long, que adelantó al West Bromwich a los cuatro minutos, el Chelsea se sobrepuso y logró voltear el marcador para obtener el primer triunfo de su técnico, André Villas-Boas, en la Premier. Limó diferencias Anelka, cuyo remate acarició la pierna de un rival y se introdujo en la portería, y Malouda, a solo ocho minutos para la conclusión, selló el triunfo de los blues. Fernando Torres, muy discreto, fue sustituido en los compases iniciales de la segunda parte por Drogba.
Resultados de la Premier League: Arsenal, 0 - Liverpool, 2; Sunderland, 0 - Newcastle, 1; Aston Villa, 3- Blackburn, 1; Everton, 0 - Queens Park Rangers, 1; Swansea, 0 - Wigan, 0; Chelsea, 2 - West Bromwich, 1.
El Bayern se entona
En la Bundesliga, el Bayern de Múnich goleó por 5-0 al Hamburgo. Después de un inicio de campaña titubeante, el conjunto dirigido por Juup Heynckes ofreció su mejor juego en lo que va de temporada y devolvió la alegría a la hinchada del Allianz Arena, que en la primera jornada del campeonato presenció el inesperado tropiezo de los suyos ante el Borussia de Mönchengladbach. Más entonado, el equipo bávaro liquidó la contienda en apenas media hora con tres dianas de Van Buyten, Ribèry y Robben. Ya en el segundo tiempo, Mario Gómez y el croata Ivica Olic redondearían la goleada.
Resultados de la Bundesliga: Stuttgart, 0 - Bayer Leverkusen, 1; Bayern, 5- Hamburgo, 0; Borussia, 2 - Nüremberg, 0; Werder Bremen, 5 - Friburgo, 3; Augsburgo, 0 - Hoffenheim, 2.
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