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Perea se viste el traje de luces

El nuevo extremo del Rayo, familiar de toreros, llega a Primera División tras destacar en Segunda B con el filial del Atlético

Para Alberto Perea (Albacete; 1990), hijo y hermano de toreros, enfundarse la camiseta del Rayo Vallecano fue como ponerse el traje de luces. Tras coquetear la pasada campaña con el primer equipo del Atlético de Madrid, en cuyo filial destacó en Segunda División B, con su nueva elástica tomará al fin la alternativa en Primera. Y, sin embargo, el día que fue presentado como rayista, sintió más alivio que ilusión, al acabar con semanas de incertidumbre: hasta que a finales de julio no se levantó el embargo sobre los ingresos del Rayo, sus administradores no pudieron autorizar oficialmente los primeros fichajes, el suyo incluido. Temeroso el Atlético de que se lesionara sin ser oficial el traspaso, tuvo que dejar de entrenarse con su nuevo equipo y prepararse por su cuenta durante días. Superado el sobresalto burocrático, este prometedor extremo, ambidiestro gracias a la insistencia de su padre para que practicara con la zurda, quiere demostrar que puede torear en las plazas más grandes del país.

Perea escogió regatear defensas, pero bien podría haberse decantado por sortear toros. "Elegí el fútbol porque era lo que hacían mis amigos. Es menos peligroso y más bonito", cuenta el jugador, que, no obstante, tampoco le hacía ascos a la muleta y el capote cuando acompañaba a prepararse a su hermano y a su padre. "Nunca me presionó para que siguiera sus pasos", puntualiza; "en los toros se sufre mucho y con un hijo ahí tenía de sobra". En realidad, Perea sabe bien que el fútbol tampoco está exento de riesgo. Otro de sus hermanos, David, futbolista retirado, tuvo que dejar de jugar durante un año por culpa de una afección cardíaca. "Yo era muy joven y no me enteraba mucho", relata; "se lo cuento a los médicos en las revisiones, pero afortunadamente yo no he tenido nunca problemas".

Alos 18 años, debutó con el Albacete en Segunda y muchos le echaron el ojo. Entre otros, el Rayo, cuyo director deportivo, Felipe Miñambres, recuerda que "en un rato hizo cosas diferentes". Acabó en el filial del Atlético, donde llamó la atención del exentrenador, Quique Sánchez Flores; el año pasado, hizo la pretemporada con los mayores y llegó a jugar en la Copa. El segundo entrenador, Fran Escribá, dijo que solo le faltaba creérselo para explotar. "No soy de los que se lo creen, pero me dicen que tengo que empezar a hacerlo", confiesa. De momento, ya afirma que, con confianza, está listo para la máxima categoría. "Tiene talento para desbordar y maneja las dos piernas, esperamos que aquí crezca", confía Miñambres. Solo le falta salir por la puerta grande.

Perea, en su presentación como jugador del Rayo.
Perea, en su presentación como jugador del Rayo.JUAN CARLOS HIDALGO (EFE)

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