Como en casa, en ningún sitio
Míchel regresa a la Liga en las filas del Getafe, después de pasarlo mal en el Birmingham y mejorar en el AEK Atenas
Míchel (Pola de Lena, Asturias; 1985) era un hombre feliz en enero del año pasado. Tras cinco años en el Sporting, el Birmingham le fichaba para debutar en la Premier. La apuesta del equipo inglés parecía fuerte, puesto que pagaba por él más de tres millones después de que el manager del club, Alex McLeish, se hubiera acercado varias veces a Gijón para seguir de cerca los movimientos del futbolista. Era, además, la primera vez que el Sporting vendía a un jugador formado en Mareo a un equipo extranjero. Pero la aventura británica no le salió nada bien al centrocampista. Apenas tuvo oportunidades -solo participó en nueve partidos- y tuvo que irse cedido al AEK Atenas, griego, en el pasado mercado invernal. Ahora, tras participar en tres ligas diferentes en apenas un año y medio, regresa a Primera División en las filas del Getafe.
El propio jugador reconoce que sus recuerdos de la experiencia inglesa no son buenos. "Hubo momentos en que lo pasé realmente mal. Tenía muchas ganas de volver a mi país para disfrutar de la mejor Liga del mundo", admitía el día de su presentación como jugador azulón. Emilio de Dios, director técnico del Sporting, no acaba de entender por qué Míchel no ha conseguido encajar en la Premier: "Es un jugador con buen carácter, competitivo, que destaca por su capacidad para organizar al equipo y por su visión de juego. Supongo que en Inglaterra le ha sucedido lo que a muchos otros. Cada fútbol tiene su estilo y no es fácil adaptarse a otro idioma, a otras costumbres...".
David Mateos, jugador del Zaragoza y excompañero de Míchel en el AEK la pasada campaña, admite que el futbolista del Getafe no estaba a gusto en Inglaterra, pero recuerda que en Grecia jugó a un gran nivel. "En la Copa metió un golazo impresionante. Fue en la vuelta de los cuartos de final contra el Panathinaikos. En el minuto 88 estábamos fuera, pero nos pitaron una falta a favor en el centro del campo. Míchel lanzó desde allí un misil que se coló y nos clasificó para las semifinales. Gracias a eso, cogimos mucha moral y acabamos ganando la Copa", recuerda. Mateos puntualiza que, en el AEK, el idioma no era un problema: "Todo el cuerpo técnico era español [el entrenador era Manolo Jiménez] y teníamos compañeros argentinos, brasileños...".
Míchel admite que, a pesar de los problemas, las experiencias en la Premier y en la Liga griega le han ayudado a crecer. "He aprendido mucho al estar lejos de mi familia. Ese bagaje me ha hecho mucho mejor y ahora podré aportar esa veteranía". Mateos no tiene dudas de que en Getafe se va a convertir en una referencia: "Es un equipo que se acopla bien a su juego porque a Luis García le gusta mucho el toque del balón y ahí Míchel va a tener relevancia". "A poco que se sienta bien en los entrenamientos, dará un buen nivel", completa De Dios. Pronto tendrá la oportunidad de demostrarlo.
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