Algo pasa en Irlanda del Norte
Tras 63 años de sequía, los golfistas McIlroy, McDowell y Clarke se han impuesto en tres de los últimos seis grandes
En 1947, Fred Daly ganaba el Open Británico, su primer y único grande. Era la mayor gloria en este deporte para Irlanda del Norte. Desde entonces y hasta hace un año, ningún golfista norirlandés había cosechado una gran victoria. Pero desde junio de 2010, algo está pasando en la pequeña región del Ulster, sobre todo porque sus golfistas ganan. Y ganan con sorprendente facilidad.
"Es el primer norirlandés en ganar un major desde hace unas cuatro semanas", bromeaba Graeme McDowell tras la victoria de Darren Clarke en el Open. Es cierto, los británicos han ganado tres de los últimos seis grandes: dos Abiertos de Estados Unidos (McDowell en 2010 y McIlroy en 2011) y un British, el del propio Clarke. Una colección sensacional que pone en entredicho la aplastante superioridad habitual de Estados Unidos, que mantiene una preocupante sequía desde que ganara McDowell el año pasado en Pebble Beach, a pesar de tener una impresionante lista de representantes allá por donde va (cinco de los siete primeros de esta semana son norteamericanos).
Había indicios que hacían presagiar esta eclosión. Rory McIlroy, de 22 años, llevaba varios grandes limando la victoria hasta que ganó el mes pasado el Abierto de Estados Unidos. Pero su golf era un tema de conversación desde hacía varios años. En concreto, desde 2009, cuando consiguió su primera victoria como profesional (Dubai Dessert Classic), tan solo un año y medio después de hacerse profesional. Pero si el primer major de McIlroy, número cuatro del mundo, era esperado, el de McDowell, el del comienzo de la dinastía, fue más casual. Partía como tapado porque en escena estaban Tiger Woods, Dustin Johnson, Phil Mickelson y demás, dispuestos a llevarse su torneo. Pero nadie pudo con McDowell.
Clarke, de 42 años, ha cogido la estela de sus compatriotas. Lleva dos décadas jugando y cosechando éxitos a nivel mundial, incluidas victorias de mucho prestigio, como el Mundial Match-Play de 2000, cuando ganó a Tiger. Pero el grande se le resistía. A lo largo de su carrera las oportunidades le han ido llegando con goteo al talentoso veterano, que en 1997 y en 2001 perdió dos British por su terrible temperamento. Su victoria en este Open Británico, sin embargo, ha sido impecable, sobre todo porque lo ha ganado de principio a fin y solamente en contadas ocasiones alguien ha podido mojarle la oreja. Pero no ha sido suficiente. Igual que a McDowell y McIlroy, que en 13 meses le han dado la vuelta al golf mundial. Irlanda del Norte está de moda.
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