"La falta de seriedad estaba matando al fútbol peruano"
José Paolo Guerrero, El Depredador, desprende una extraña paz. Resulta creíble cuando dice vivir "con tranquilidad" el hecho de ser el máximo goleador de la Copa América (junto al colombiano Falcao; hasta que Agüero les ha arrebatado ese honor ante Costa Rica) y, además, la figura de una selección que vuelve, muchos años después, a generar titulares positivos en la prensa. Esta noche Perú disputa el Clásico del Pacífico contra Chile y aspira a quedar, contra todo pronóstico, primer clasificado del grupo C. "Todos los partidos son diferentes historias, pero contra Chile existe la mayor rivalidad", señala Guerrero, delantero de 27 años, que vive desde 2004 en Alemania (primero, jugador del Bayern de Múnich; desde 2006, en el Hamburgo). Una operación de menisco le privó de los encuentros contra Chile en las eliminatorias del Mundial de Sudáfrica, pero en este torneo, lesionados Claudio Pizarro y Jefferson Farfán, es el líder natural del equipo y ha anotado sus dos goles (uno en cada partido). "Ahora salimos a la cancha a matar. Esta es una gran oportunidad para mí", remata.
Pregunta. ¿Qué valor tiene ser el segundo máximo realizador de una competición con una nómina excepcional de delanteros?
Respuesta. Lo tomo con mucha tranquilidad. Estos últimos años, en mi equipo [donde compartía vestuario con Ruud van Nistelrooy, entre otros] no he jugado de delantero centro. Mis dos o tres últimos entrenadores me han hecho jugar de 10. Y había perdido el hambre de meter goles porque tenía que organizar, bajar, y esa tarea te quita aire para llegar bien al gol. Había perdido eso, y ahora juego de 9 puro, con futbolistas muy capaces que en cualquier momento me dejan solo frente a la portería. Por eso he vuelto.
P. ¿Antes de las lesiones de Pizarro y Farfán, su posición en esta Copa América iba a ser de 9?
R. El profesor Markarián se estaba planteando ponerme por la izquierda, a Pizarro en el centro y a Farfán por la derecha. O sea, tres delanteros. Pero sí, de nuevo se me borraba del 9 puro.
P. ¿Y quién es el mejor delantero centro del mundo?
R. Antes, para mí, porque era mi ídolo, era Ronaldo. Era increíble... Ahora es Messi. Bueno, no sé si se le puede considerar ariete, pero, desde luego, es el mejor del mundo. Yo no entiendo cómo la gente de Argentina le critica. Es un ser humano, joven, que tiene mucho por dar a la selección. Me parece increíble que lo juzguen de esa manera. Pero en cualquier momento se prende y cambia todo. La vida de un futbolista es así. Te puede cambiar en un segundo.
P. Pero lo que sí es cierto es que ya son varios los jugadores que brillan en Europa pero no en esta Copa de América...
P. Es que en Europa se juega más rápido; la presión defensiva es cada vez más rápida. Aquí el fútbol es un poco más lento, pero con mucha más calidad. Te marcan de otra forma, en zona, y no tienes tanta presión, te dan espacios. Sin embargo, es más difícil. Porque el defensa te está esperando, sabe que lo primero que vas a hacer es agarrar la pelota y darle velocidad. Y ahí tienes que ser una bala. Son diferentes estilos, pero me quedo con el fútbol de aquí. Se ve más la técnica del jugador. Quizá en España es diferente, pero en Alemania, por ejemplo, juegan como robots. Aquí, no.
P. ¿Con qué selección se queda?
R. Argentina y Brasil están un poco por encima de las demás. Pero ya no se trata de jugar bonito. Ahora el que pelea más, o mete un gol y se cierra atrás, puede ganar a cualquiera.
P. ¿Incluso Perú?
R. Veremos. El profesor ha iniciado un proceso muy serio. Antes no había seriedad y eso estaba matando al fútbol peruano. Ahora se trabaja de otra manera, con el apoyo de todos. Estamos todos comprometidos, prácticamente invictos. La actitud ha cambiado, vemos los partidos de otra manera, ha vuelto ese hambre de gloria. La primera meta es ir al Mundial, sin duda. Pero esto es parte del proceso. Ni siquiera pensamos todavía en los cuartos de final. Tenemos que ir superando pruebas, como el partido contra Chile. Y yo, por supuesto, debo seguir marcando goles.
P. ¿Hasta qué punto se desprecia el trabajo de un delantero cuando no ve puerta?
R. La gente quiere que uno meta goles siempre porque es lo que espera de ti, y cuando no lo haces, quedas en deuda. Les da igual en la posición que juegas. Pero un delantero, definitivamente, tiene que marcar goles en todos los partidos. Menos cuando está lesionado, claro...
P. ¿Lo dice por experiencia propia?
R. Sí. Mi lesión, en septiembre de 2009, fue el punto más bajo de mi carrera. Me quedé inválido por siete meses. Todo me era prohibido, ni siquiera podía jugar una pichinga con mis amigos. Lo pasé muy mal. Pero también he pasado momentos muy buenos, como cuando empecé a jugar con el Bayern, con 19 años. Tuve una racha espectacular, jugaba con figuras mundiales [Makaay, Lucio, Schweinsteiger] y el entrenador me tenía como una especie de arma bajo la manga. Entraba en partidos empatados, o que perdíamos, y metía goles para terminar ganando... Fueron seis o siete partidos y al final fuimos campeones de Liga. Ahora estoy viviendo otro buen momento. Pero es incompleto; contra México fallé tres oportunidades de cabeza, y no se me van de la mente.
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