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De niño a capitán

El mediocentro regresa al Atlético, club en el que se formó, tras erigirse en el ídolo del Zaragoza

Antes de que Gabi (Madrid; 1983) se fuera, el Zaragoza quiso organizar para él una despedida oficial en la que le entregó el brazalete de capitán que el medio lució durante el último de sus cuatro cursos en la Romareda. Un gesto simbólico que dignifica el paso del medio en tierras aragonesas. "Es una despedida jodida, pero necesaria", dijo Agapito Iglesias, presidente de un Zaragoza achuchado por las deudas y que a principios de junio solicitó el concurso de acreedores. Con la venta de Gabi, entran en las arcas del club maño tres millones por parte del Atlético de Madrid, donde el centrocampista se crió y jugó tres temporadas en Primera División entre 2003 y 2007 (en 2004 se fue un año cedido al Getafe). "Gracias a estos años en el Zaragoza he conseguido volver al Atlético por la puerta grande y voy a intentar triunfar allí", dijo Gabi el día de su adiós.

"El Atlético ha llevado a cabo un gran fichaje. Un mediocentro completo, de ida y vuelta, que no se ocupa solo de construir, sino también de defender", opina Paredes, que llegó al Zaragoza el mismo año -2007- que Gabi. "Puede jugar en un sistema con doble o triple pivote y hasta por la banda", remarca el lateral; "sobre todo, ha demostrado su capacidad en el lanzamiento de penaltis y su acierto en las faltas". En los ojos de la afición zaragocista aún están grabadas las últimas dos perlas que permitieron a los maños salvarse en la última jornada de la Liga pasada, ante el Levante. Una falta magistral y un derechazo a la escuadra tras un contragolpe sellaron la permanencia y pusieron el broche de oro a una temporada sobresaliente para Gabi: anotó 10 goles, dispensó cinco asistencias y fue el jugador con más presencias y minutos de la plantilla. "Ese día define la influencia que tuvo en el equipo. Sobre él ha recaído el peso del mal momento del equipo. Y si alguien merecía ser el símbolo de la salvación, era Gabi", afirma Paredes.

Nunca, en las tres temporadas anteriores, el medio estuvo tan fino en la puntería como en el último curso, pero siempre aportó cantidad y minutos, incluso el año que el Zaragoza pasó por el infierno de la Segunda División. "Cuando llegó era bastante joven, sufrió muchos reveses y el brazalete que vistió el último año fue el premio por la tenacidad y el deseo de triunfar", zanja Paredes. El presidente del Zaragoza no paró de alabar a Gabi antes de que este archivara oficialmente su experiencia con los blanquillos: "Se va a su casa después de darlo todo por una camiseta y ha demostrado lo que es ser un capitán, lo ha ejercido dentro y fuera del campo". El Atlético dejó irse a un niño y se reencuentra con un capitán.

Gabi, a la izquierda, junto a Juanfran, en un partido del Zaragoza en 2007.
Gabi, a la izquierda, junto a Juanfran, en un partido del Zaragoza en 2007.EFE

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