Muchas bufandas y poco fútbol
El descenso del River y el frío de Argentina parecen haber helado la afición por la Copa América
Muchos quiosqueros de Buenos Aires lucen la bufanda rojiblanca del descendido River Plate. Primero, porque estos son los peores días del invierno austral (quienes asistieron al encuentro inaugural de la Copa de América, en La Plata, a 50 kilómetros de la capital, por poco se quedan congelados, por la mezcla de frío y una formidable humedad). Y segundo, porque desafían a cualquier cliente imprudente que quiera darles el pésame. El frío ha sacado a relucir también por toda la ciudad bufandas del Boca, del Independiente y hasta del Ferro, el histórico Club del barrio de Caballito que bajó a Segunda en 2000 y se sigue teniendo un puñado de hinchas que le seguirían al infierno.
Lo que no se ve por ninguna parte es el marketing de la Copa de América. Ni un mísero tenderete en torno al estadio de La Plata que venda llaveros o muñequitos del Ñandú, que es la mascota oficial del campeonato. Nada. De momento no se ven ni tan siquiera muchas camisetas o bufandas con los colores azul celeste y blanco de la selección argentina. Quizás las cosas se vayan calentando según se acerquen a la final, pero, por el momento, el ambiente que rodea los chicos de Batista y a los partidos de Argentina es casi tan frío como la heladora "sensación térmica" que predicen las emisoras de radio y televisión para estos días.
Los únicos que parecen un poco más agitados son los políticos: el 10 de este mes de julio, entre partido y partido, se celebran elecciones en la capital federal, Buenos Aires, y dentro de unos pocos meses, en octubre, las elecciones presidenciales y legislativas. Por los alrededores de la selección, andan muchos candidatos, oficialistas y de todos los colores, intentado hacerse fotos y repartiendo abrazos entre las figuras. El resultado futbolístico del primer día no acompañó mucho así que es posible en el futuro esas muestras de entusiasmo vayan escaseando.
Lo que no escasean son los aficionados "profesionales". En el partido inaugural, las Hinchadas Unidas Argentinas (un grupo de Barra Bravas que ya dio que hablar en Sudáfrica, sobre todo porque muchos fueron expulsados sin miramientos) y que debe estar enfadado con la Federación porque no les regala lo suficiente, desplegó una enorme pancarta de un candidato opositor, Francisco de Narváez. Las Barra Bravas entraron el moderno estadio de La Plata como suelen hacerlo en todos los lados: a empujones y poniendo por delante a algunos "armarios" no muy bien encarados a los que nadie les pide ni la hora, por si acaso se irritan.
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