Martín Cáceres ya sale en las fotos

Martín Cáceres (Montevideo; 1987) vive su mejor momento desde que llegó a Europa con 20 años. El defensa uruguayo ha encontrado la estabilidad en el Sevilla -que ha pagado su cláusula (tres millones) al Barça-, después de cuatro cursos y otros tantos equipos, al tiempo que es un fijo en las convocatorias del seleccionador Uruguayo, Óscar Tabárez, desde el Mundial del verano pasado. Pero hasta llegar al Sevilla, el camino de Cáceres no ha sido fácil.

El central llegó a Europa gracias al Villarreal, que lo fichó en 2007. Y, sin entrenar siquiera de amarillo, fue cedido al Recreativo. En el conjunto onubense destacó por su facilidad para salir al corte y por su anticipación, además de por sus dotes de mando. "Es un defensa activo, rápido y agresivo", recuerda Víctor Muñoz, entonces técnico del Recre; "tiene una actitud formidable que se demuestra en cómo se entrena y cómo ayuda a sus compañeros". El curso de Martín Cáceres fue tan estupendo que acabó en el Barça. Pero se perdió en el Camp Nou; jugó poco (13 partidos), sin convencer a Guardiola por su escasa noción táctica y acusado desde la grada por no sacar el balón limpio desde atrás. "En un año con Guardiola aprendí y viví cosas que jamás se me plantearon antes", asegura todavía el futbolista. De ahí, se marchó cedido al Juventus, italiano, donde insistieron en ponerle de lateral derecho en vez de central, donde empezó con fuerza -un gol en su estreno- pero perdió protagonismo durante el curso, hasta el punto de que solo disputó un total de 15 partidos.

Sin la confianza de Guardiola, al Barça no le quedó otro remedio que volver a cederlo la pasada campaña. Se marchó al Sevilla, donde volvió a jugar, cómodo con la propuesta de garra en la línea defensiva. Actuó indistintamente de central y lateral derecho, y se convirtió en un habitual de las alineaciones de Antonio Álvarez, primero, y en un fijo para Gregorio Manzano, después. En total jugó 39 partidos y marcó un gol. Atornillado en el Sevilla, Martín Cáceres ya sale en las fotos. Así lo expresa la anécdota de la imagen del Mundial, esa que capturó Mike Huthings que recibió el galardón de la mejor foto deportiva de 2010 por parte de Word Press Photo, esa en la que se le ve dando una patada involuntaria a la cara del holandés Demi de Zeeuw.