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La tragedia de los Milosevic

El exdelantero de Zaragoza y Osasuna, entre otros, ve cómo su abuelo mata a su padre tras una riña familiar

La tragedia ha golpeado a la familia de Savo Milosevic (Bijeljina, Bosnia; 1973), aquel delantero idolatrado por la afición del Zaragoza, un trotamundos del fútbol -pasó por el Parma, Aston Villa y Rubín Kazán- que también se granjeó el respeto del Espanyol, Celta y Osasuna. Un goleador como pocos que ayer vivió el peor episodio de su vida. Su abuelo mató a su padre.

Retirado desde 2008, el delantero disfrutaba de su retiro en Glavicie, localidad serbia a 200 kilómetros de Sarajevo. Y lo que era una reunión familiar se convirtió en una auténtica pesadilla. Resulta que, según reveló la policía local, tras una discusión familiar en el patio de la casa, el abuelo Milosevic se adentró en el hogar, cogió un rifle M-48 y disparó en el pecho del padre Milosevic, que murió de camino al hospital.

Tras despuntar en el equipo del Partizán de Belgrado, Milosevic fracasó en su primera aventura en el extranjero. Jugó en el Aston Villa, pero, inadaptado a las costumbres y al estilo de juego inglés, aseguró a su marcha que no volvería a jugar nunca más en las islas. Recaló, rescatado por el entonces presidente del Zaragoza, y triunfó en La Romareda, con 40 goles en dos temporadas (de 1998 a 2000). Vendido después al Parma por 27 millones de euros -cuando costó poco más de cinco-, el jugador no encontró su remate en la Serie A. Dos cesiones bastante fructíferas (al Zaragoza y al Español), un paso por el Celta bueno a rendimiento individual pero malo en lo grupal -el equipo descendió- y un último paso por Osasuna, donde recobró la puntería y el mayor de los cariños de la afición, extasiada porque el equipo llegó a disputar la previa de la Champions. Al final, se retiró en el Rubin. Ahora, sin embargo, ha vivido la peor de las tragedias.

Savo Milosevic, de la selección de Yugoslavia, celebra su gol contra España durante el partido de Eurocopa 2000.
Savo Milosevic, de la selección de Yugoslavia, celebra su gol contra España durante el partido de Eurocopa 2000.REUTERS

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