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"A falta de diez minutos me han dicho que me subiera al coche"

De la Rosa disputará el Gran Premio de Canadá subido al Sauber de 'Checo' Pérez, con secuelas del choque en Mónaco

Nada más terminar la primer sesión de ensayos libre del Gran Premio de Canadá de F-1, el mexicano Sergio 'Chéco' Pérez se ha bajado de su Sauber y se ha mareado, una circunstancia que no hubiera pasado a mayores de no ser por el accidente que sufrió hace solo dos semanas, durante la sesión de clasificación del Gran Pemio de Mónaco, en el que se estrelló contra el muro a más de 250 kilómetros por hora. El monoplaza de Pérez, que ya se perdió aquella carrera y permaneció ingresado hasta el siguiente miércoles en Montecarlo, lo conducirá el domingo Pedro Martínez de la Rosa, que hoy ya lo ha puesto a prueba en los últimos minutos del segundo entrenamiento, y que mañana (19:00 horas, La Sexta y TV3) también se alistará en la cronometrada. De esta forma, De la Rosa volverá a disputar un gran premio después de que, precisamente Sauber, prescindiera de él tras el Gran Premio de Monza del año pasado, cuando decidió ofrecerle su volante a Nick Heidfeld.

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La sensatez del piloto de Guadalajara ha hecho que él mismo informara inmediatamente a su equipo de su malestar, un anuncio que ha puesto en marcha un protocolo de precaución que ha llevado a Peter Sauber, el propietario de la estructura, a pedirle a Martin Whitmarsh, máximo responsable de McLaren, poder contar con el catalán, de 40 años, que a principios de curso regresó a la escudería de Woking como probador y reserva. En una hora, los mecánicos de Sauber han adaptado el asiento que el español lleva siempre consigo, y ha rodado durante 22 minutos, por más que apenas haya podido completar 14 vueltas por culpa de los accidentes de su circunstancial compañero, Kamui Kobayashi, y de Jerome D'Ambrosio. A pesar de ello ha terminado con el 18º mejor registro, por delante de los Mercedes de Schumacher y Rosberg, y a tres segundos y medio de Fernando Alonso, que ha sido el más rápido.

"Estaba terminando de comer y a diez minutos para que comenzara el entrenamiento me han dicho que me subiera al coche. Entonces ha empezado una carrera bestial", ha explicado De la Rosa. "He ido corriendo a McLaren a por mis utensilios, he cogido el casco, el mono, y luego, al meterme en el coche, han tratado de adaptar mi asiento. También han intentado mover los pedales para ponerlos a mi gusto pero no han podido, y han modificado los auriculares para mi oreja", ha relatado el catalán. "Les he dicho a los ingenieros que no me dijeran nada, que en primer lugar iba a tratar de limitarme a conducir. Tengo mucho que aprender, cómo van los botones para que activarlos me salga de forma natural. Me sabe muy mal por Sergio, pero esto es un regalo que me ha caído y voy a disfrutarlo al máximo", ha zanjado De la Rosa, que durante la semana ya supo que cabía una ligera posibilidad de que tuviera que volver a enfundarse el mono, hasta que ayer, cuando vio que Checo se encontraba aparentemente bien, se le fue de la cabeza.

"Esto es solo una carrera y yo quiero que mi trayectoria en la fórmula 1 sea muy larga", ha dicho Pérez antes de abandonar el circuito Gilles Villeneuve. El mexicano recibió ayer la autorización para correr por parte de los responsables médicos de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), que, eso sí, le hicieron prometer que si se encontraba mal o notaba que alguna cosa no iba bien en el transcurso del fin de semana, se pondría en contacto con ellos de forma inmediata para tomar una decisión al respecto. El mareo que le ha sobrevenido al bajarse del coche parece indicar que aún no está completamente recuperado de la conmoción que se produjo al golpear violentamente el muro en Mónaco, algo habitual, por otro lado, en este tipo de accidentes.

"Al día siguiente se mareó al tratarse de levantar de la cama, en el hospital", aseguraba hace un rato Jaume Sallarés, la mano derecha de Pérez en las carreras y quien siempre le acompaña. Tras recibir el alta el miércoles siguiente, el piloto de Sauber se fue Suiza, donde se le realizaron más pruebas médicas, y de allí voló a México. Estuvo cinco días de reposo hasta que comenzó a entrenarse de nuevo, aumentando la intensidad progresivamente, y hasta se subió a un kart para recuperar las sensaciones al volante. "Una cosa es entrenarse físicamente, hacer ejercicio o subirse a un kart, y otra muy distinta es realizar un entrenamiento en un monoplaza de F-1. Todo ha salido de él y demuestra la madurez que tiene. Ya no es solo por él, si no que había el peligro de que alguien más saliera perjudicado", ha resumido Sallarés.

Foto de archivo de De la Rosa.
Foto de archivo de De la Rosa.EFE

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