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Degenkolb golpea de nuevo

El 'sprinter' alemán gana también la segunda llegada masiva de la Dauphiné

Víctima de la ansiedad, Tyler Farrar se quedó encerrado y sin fuerzas siquiera para superar a Vaitkus, frustrado así su deseo de dedicar una victoria a su amigo Wouter Weylandt, con quien tanto quería. Del equipo Garmin, Farrar, recuerden, abandonó el Giro junto con todo el equipo Leopard al día siguiente de la emotiva etapa homenaje que el Giro dedicó al ciclista belga muerto en el descenso del paso del Bocco. Voló de Italia a Amberes, donde vive durante la temporada de competición (Farrar es del estado de Washington, en el noroeste de Estados Unidos), lloró, superó la pena y, un mes después, es decir, esta semana, volvió a correr. El de hoy, en Mâcon, era el primer sprint que disputaba desde la tragedia (su equipo, cómplice devoto, Van Sumieren y Zabriskie, sobre todos, se multiplicaron para controlar y anular la fuga) y ya 500 metros antes de la meta se le veía inquieto, agresivo, intentando mantenerse a rueda de Dean, su lanzador, mediante codazos y empujones. Tranquilo, detrás de él, hielo en la mirada, John Degenkolb.

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Degenkolb, el sprinter que llega

Llegado el momento clave, a menos de 200 metros, a la salida de una semicurva, toda la fuerza de Farrar se quedó en nada, congelada. Por delante de él, arrancó, sorprendente, Boasson Hagen, la estrella noruega del Sky, que no es un sprinter puro, pero adquiere buena velocidad lanzada. Al mismo tiempo, a su izquierda, por detrás, saltó Degenkolb, que quiso jugar a la anticipación. Solo el golpe de riñón dio la victoria al jovencito alemán del HTC, el mismo que tan sabiamente se había impuesto en la llegada en cuesta a Lyon, y que ratificó su condición de hombre más rápido del momento y quizás del futuro.

No hubo cambios en la general. Wiggins, pues, saldrá de amarillo mañana en la primera de las tres etapas de montaña que elegirán al ganador de la Dauphiné. La de Les Gets, por encima de Morzine, es la más fácil de las tres. La del sábado, el Collet d'Allevard, la más dura; la del domingo, en La Toussuire (donde aquella pájara de Landis y el liderato de Pereiro en el Tour de 2006) será la decisiva.

Degenkolb cruza la línea de meta
Degenkolb cruza la línea de metaPASCAL PAVANI (AFP)

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