Las dos caras de España Sub 21

Era un partido de preparación y como tal se lo tomó España. En el único amistoso que la selección Sub 21 va a disputar antes del Europeo en Dinamarca -del 11 al 25 de julio-, las buenas sensaciones que dejó el equipo en la primera parte se diluyeron en una segunda mitad. Tanto, que Rusia, más agresiva, logró empatar (1-1). Un empate que sabe a poco.

Desde el inicio y como era de esperar, los de Milla se adueñaron del esférico. Sin crear excesivo peligro y sin recibir casi ninguno, España se sentía cómoda triangulando en el centro del campo. Una medular que se encargaban de ensanchar Capel por la izquierda y Bojan y Adrián, por turnos, en la derecha. Las llegadas españolas, tímidas, no inquietaron hasta que Thiago, que alternaba los mejores detalles con algunas malas decisiones, le cedió un balón en la frontal a Ander Herrera, que colocó su disparo en las redes de la portería rusa.

El gol no cambió el panorama y Rusia se mostraba prácticamente estéril. Botía, sólido toda la noche, solventó con una rápida cobertura la única jugada en la que Montoya se vio superado en el lateral derecho y los de Milla acunaron el partido hasta el descanso. Momento de probaturas. Milla aumentó su apuesta por las bandas con la introducción de Jeffren, pero España no lograba concretar las llegadas de sus extremos. Especialmente las de Capel, más insistente, pero igualmente desacertado. El carrusel de cambios habitual en los amistosos y la poca tensión del encuentro contagiaron a los jugadores españoles, que redujeron su precisión con el esférico y comenzaron a pasar menos tiempo en campo contrario.

Ante la evidente bajada de revoluciones de España, Rusia se creció a base de tiros lejanos. Miño, el guardameta español en la segunda mitad tras sustituir a Mariño, logró rechazar el primer intento; solventó el segundo con una rápida reacción tras dejar muerto el rechazo; y, culminando la progresión a peor, acabó por comerse el bote del tercer lanzamiento, a cargo de Yakovlev, con el consiguiente empate a 10 minutos para el final.

España, ya desenganchada del choque, no logró rearmarse e imponer su estilo. Fue cerca de un cuarto de hora final repleto de esfuerzos deslavazados, animados tibiamente por el deseo de agradar al público de Soria, pero carentes de peligro y conjunción. Tras este partido, España ya ve en el horizonte a Inglaterra, con la que se medirá el próximo domingo, en su primer partido del Europeo. Hasta entonces, solo deberá preocuparse de que Mata y Muniain -ambos entre algodones- lleguen a punto para un torneo en el que se les exigirá, al menos, una de las tres plazas olímpicas.