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Rujano ya está maduro

El venezolano brilla de nuevo en el Giro y en su antiguo equipo, el Androni, tras perder pujanza unos años por inmadurez

Si hay algo que ha quedado claro hasta la fecha en el Giro de Italia es que Alberto Contador no tiene rival. En sus exhibiciones en las escaladas, las que le han aupado hasta un sólido liderato del que nadie parece poder desbancarle, ha tenido, sin embargo, un compañero inesperado. Se trata de José Rujano (Santa Cruz de Mora, Venezuela; 1982), el minúsculo escalador -1,62 metros y 49 kilos- del Androni, que llegó segundo a la meta en el Etna el día que Contador se hizo con la maglia rosa y que ganó en el durísimo Grössglockner, previo pacto con el español, junto al que ascendió los últimos kilómetros.

No es la primera vez que Rujano se luce en el Giro. Ya lo hizo en su primera participación, en 2005, cuando no solo ganó una etapa -con final en Sestriere, como la de mañana-, sino que acabó tercero en la general y fue campeón de la Montaña. Lo hizo en las filas del Colombia Selle Italia, antigua denominación del Androni. Su mánager, Gianni Savio, le había descubierto tres años antes en Venezuela. "Le vi correr la Vuelta a Táchira y me dejó impresionado. Era una etapa que acababa en Mérida tras una larga subida. Este muchachito quería ganar, porque estaba cerca de su ciudad, se puso a la cabeza del pelotón a perseguir a la escapada y acabó desmontándolo. No ganó, claro, porque trabajó demasiado, pero vi que tenía un gran talento", explica Savio, vía telefónica, desde Italia.

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"He lanzado a muchos ciclistas latinoamericanos y europeos, y él es el mayor talento que he descubierto casi 30 años", continúa el técnico. Tan impresionado quedó con este pequeño corredor que decidió contratarle. Vio en él a un tremendo escalador que, a pesar de su fisonomía, también se defiende en la contrarreloj. En la cronoescalada del pasado martes, por ejemplo, marcó el cuarto mejor tiempo, solo por detrás de los tres primeros clasificados de la general. "Sabía que podía ser un gran ciclista, que físicamente era un gran motor, con mucha potencia. Solo tenía que encontrar un equilibrio psicofísico", explica su técnico. Tan bueno fue su Giro de 2005, que, según Savio, Rujano se creyó capaz de gestas a las que aún no podía aspirar. En 2006, se fue al Quickstep, belga. "Las personas de su alrededor le estaban aconsejando mal. Le decían que debía dejar el Selle porque podía ganar el Tour. Yo le dije que debía conservar la humildad o no lograría nada, que tenía que ir al Tour para aprender, no para ganar. Acabó abandonándolo", recuerda.

La decisión de dejar el Selle abrió para él una larga etapa de movimientos por distintos equipos en los que nunca llegó a cumplir con las expectativas despertadas en sus inicios. Tras un efímero paso por el Caisse d'Espargne de Eusebio Unzue (actual Movistar), acabó volviendo al ciclismo amateur en su país. Un antiguo amigo, sin embargo, le reservaba una segunda oportunidad. "Al final del año pasado, me llamó el dueño de la Gobernación de Maracaibo, su equipo, y me dijo que teníamos que relanzarle de nuevo, que había madurado, y que ya no tenía a los asesores del pasado", explica Savio; "Hablé con él y me di cuenta de que si antes era un jovencito, ahora era un hombre".

Olvidando las antiguas discrepancias, convencido de que estaba listo para explotar de una vez sus posibilidades, el manager del Androni decidió apostar otra vez por él. Y no le está defraudando. "Para nosotros fue una alegría ver que en el Grössglockner el único ciclista que podía mantenerse junto al gran dueño del Giro, Contador, era Rujano, mientras los otros grandes favoritos se quedaban", asegura Savio, que ahora sí le lanza un reto mayor de cara al próximo año: "Su gran oportunidad llegará en 2012, porque podremos prepararle con la certeza de que puede ser protagonista. Si no viene Contador, estoy convencido de que puede ganarlo".

José Rujano, antes de tomar la salida en la 18ª etapa del Giro.
José Rujano, antes de tomar la salida en la 18ª etapa del Giro.GIAN MATTIA D'ALBERTO (AP)

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