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Las castas se imponen en el Athletic

Los compromisarios tumban la reforma de estatutos para defender su estatus en la Asamblea

La asamblea de socios compromisarios del Athletic rechazó de forma contundente (166 contra 423 votos) la reforma de los Estatutos del club que pretendía agilizar el funcionamiento de la entidad y evitar las castas, de todo tipo, en la toma de decisiones. Las castas fueron más poderosas que la capacidad de control de los mecanismos del club, a pesar de estar implicados el poder institucional (García Macua), la posible alternativa (Josu Urrutia, quizás candidato), Mario Fernández (BBK) y Jacinto Vidarte (Colegio de abogados) ambos en su condición de insignes juristas, junto a Genar Andrinua (exjugador) y Pedro Aurtenetxe (expresidente).

Un solo punto tumbó una asamblea minoritaria donde se reunió el sector más duro del club que tenía como objetivo el artículo 21, el que reformulaba la representación de los socios en las asambleas. Ahí murió la reforma porque el núcleo duro de la representación consideró que los nuevos estatutos les invitaban al suicidio personal. Quienes intervinieron, todos en la misma línea, ya avisaron de que no pasarían. El club había ideado un sistema en el que si la oferta de candidatos, sin exigirles diez firmas de avalistas, era superior a la oferta de compromisarios reducidos al 2% de los socios, todo se resolvería por sorteo, fue tumbada de forma contundente. ¿Debate democrático o asunto personal? Hubo intervenciones para todos los gustos. Lo cierto es que la Asamblea se había partido históricamente en dos: los que pensaban que una vez al año tenían su minuto de gloria (televisado en directo) y quienes entendían que la representación delegada, con los votos de sus amigos, legitimaba un proceso democrático en la toma de decisiones. Ambas cuestiones eran perversas. Gobierno y oposición siempre trataban de dominar la asamblea mediante la gestión de los votos de los compromisarios, bastante apacibles, al parecer, a la vista de la resolución de las asambleas, a veces cambiantes con apenas un mes de distancia. La Comisión, votada en asamblea por los socios, recibió el varapalo de lo socios que les votaron. La razón era obvia: nadie reniega del poder establecido. El resto pasó por alto: la acortación de plazos electorales, la rebaja de avales para ser candidato a la presidencia y demás asuntos. Hubo incluso quien en pleno arrebato reclamó que se eligiera al presidente del Athletic por sorteo.

El furor por la defensa de la condición de compromisario le llevó a otro participante a pedir asambleas generales (como en aquellos tiempos) para la toma de decisiones. Era una rebelión interna, algo así como una guerra cortesana por defender un lugar en la corte rojiblanca.

La argumentación de que el aval de diez carnés legitima un sistema democrático es solo comparable a la ingenuidad que supondría pensar que un dirigente del PSOE o del PP elegido en el Congreso por Cuenca va a estar únicamente atento a los problemas de los conquenses. "A mí si un amigo me pide el carnet para ser compromisario se lo doy, pero a partir de entonces que me deje en paz", decía un socio al término del cónclave. A cambio, el sorteo garantiza la alternancia y la ingobernabilidad por parte de la Junta dirigente, pero no la participación activa.

Lo cierto es que el club dio ayer un paso atrás en el aggiornamento de sus viejos estatutos y el varapalo tampoco tiene interpretaciones electorales. Tanto García Macua como Josu Urrutia (si decide optar a la presidencia) estaban en el mismo bando y ambos perdieron la batalla, aunque eso no afecte a la actitud futura de los votantes. Los compromisarios rojiblancos ya han demostrado que son capaces de votar una cosa y la contraria con unos pocos días de diferencia. Incluso con unas horas.

No es fácil cambiar el Athletic. Ayer quedó demostrado. No en vano incluso miembros de la Junta que preside García Macua se habían mostrado dubitativos en cuanto al sentido de su voto. Directivos que basan su poder en la recolección de votos se sentían minusvalorados con la reforma, desprovistos de su capacidad de decisión. Los pocos compromisarios que asistieron ayer a la asamblea (624 votantes) refrendaron su actitud. Cada cual se miró el ombligo y todo seguirá siendo igual.

De izquierda a derecha, Vidarte, Macua, Mario Fernández, Urrutia, Aurtenetxe y Jone Artetxebarria (de espaldas), en la Asamblea.
De izquierda a derecha, Vidarte, Macua, Mario Fernández, Urrutia, Aurtenetxe y Jone Artetxebarria (de espaldas), en la Asamblea.TXETXU BERRUEZO

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