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Reportaje:

Falqué, punto y seguido

El jugador, que no cuajó en el Barça y en el Juventus por sus prisas por triunfar, despliega su mejor fútbol en el Villarreal B

Detrás de ese discurso rumiado, impropio de un chico de su edad, se esconde un futbolista vertiginoso. Un atacante capaz de hacer trizas a las defensas con la facilidad con la que se desmorona un castillo de naipes. Un delantero punzante, eléctrico, de alto voltaje. Como su carrera, que ha fluido al mismo ritmo que sus arrancadas. Se enfundó la camiseta del Madrid con 10 años en el torneo de Canal+ de 2001, se erigió en una de las grandes promesas de La Masía después, y tuvo un fugaz paso por el fútbol italiano que le ayudó a madurar sobre el césped. Y lejos de él.

La vida de Iago Falqué (Vigo; 1990), ha dado un giro de 360 grados. "No tengo la sensación de haber dado un paso atrás. La trayectoria de un futbolista es así. Hoy estás aquí y mañana allí. En los sitios anteriores no me brindaron oportunidades y en el Villarreal, sí", apunta el jugador, de tan solo 21 años. El pasado verano, el club castellonense acordó su cesión, con una opción de compra -1.5 millones-, con el Juventus, que en 2002 le reclutó para el Primavera, su filial, después de que Luis Enrique, técnico del Barça B, le descartase por su escasa consistencia física.

De poco le sirvió el cartel de estrella efervescente y ser el máximo artillero en las categorías juveniles. "El entrenador creía que no tenía la experiencia necesaria y, además, Iago todavía no se había desarrollado físicamente", corrobora Nucho, su padre, que también incide en la impaciencia del chico. "El gran problema fue que tuvo demasiada prisa", resalta. "A los 18, uno quiere llegar rápido a la cima y eso es muy difícil, pero debes conocer tu camino", explica el jugador, embriagado por los cantos de sirena del calcio y una sociedad mastodóntica como la Juve.

Allí, en la antesala de Los Alpes, en compañía de su abuelo, no solo cultivó el italiano. También forró sus huesos de músculo con duras sesiones de gimnasio junto a tótems del calibre de Trezeguet, Buffon o Del Piero. "Infunden mucho respeto. Cuando estás en el Barça, la sensación es diferente, todo es más cercano", matiza. "Sueñas con jugar con Xavi e Iniesta, pero en Turín, tan lejos, esto se hace más complicado. Sin embargo, todos ellos eran muy cercanos", detalla Falqué, que alternó el filial, en el que rubricó 16 goles, con sesiones en el primer equipo.

Tras la marcha de Claudio Ranieri, el delantero tomó brío con la designación de Ciro Ferrara, hasta entonces responsable del Primavera, pero el aterrizaje posterior de Alberto Zaccheroni dilapidó sus opciones en la Vecchia Signora. El club, consciente de su potencial, le cedió al Bari para que se foguease, pero tampoco logró hacerse un hueco en el esquema de Giampiero Ventura y no llegó a debutar en la Serie A. "Le volvieron a traicionar las prisas", destaca Nucho. "Su insistencia por destacar muy rápido. Además, él es un trescuartista fino y eso, en Italia, te hipoteca".

Nostálgico, deseoso de nuevos horizontes, Falqué esbozó una sonrisa cuando recibió la propuesta del Villarreal. "No lo pensé. La filosofía es similar a la del Barça: mucho toque, posesión, la importancia de administrar bien los espacios... Es un sitio ideal para poder crecer", atestigua. Bien lo sabe Javi Gracia, su entrenador, engatusado por la pierna izquierda y el repertorio técnico de su pupilo, que suma ya nueve goles esta campaña. "Es muy profesional para la edad que tiene, muy metódico. Su paso por Italia le ha enriquecido y ha mejorado en su capacidad de sacrificio", añade el preparador.

Por eso, ya no es raro verle recular para recuperar una pelota o meter el pie y rebañar un balón dividido. Poco queda ya de la figura liviana y el rostro pueril que lucía en La Masía. Los únicos vestigios, su tez morena y una cresta zaina que se ajusta al descaro que exhibe sobre el tapiz de juego, donde tan pronto traza el toque más sutil como arma la pierna y suelta un violento latigazo. "Es versátil y se mueve por todo el frente de ataque. Ahora actúa por la izquierda, aunque le gusta irse al centro. Ahí hace mucho daño con sus pases", remarca Gracia, que le considera titular indiscutible.

"Es muy querido en el vestuario, se porta bien con todos", apostilla el técnico, encantado con la sencillez y la entrega del chico. Una impresión que comparte Juan Carlos Garrido, entrenador del primer equipo, que ya le llamó a filas -aunque no jugó- para suplir la baja de Nilmar en un duelo contra el Athleic y observa de reojo su evolución. "Solo pienso en trabajar para mi equipo, el filial, pero si me convoca, mejor que mejor", asevera el gallego, que atraviesa por un momento dulce reforzado por su debut con la selección sub 21 y que ha encontrado la estabilidad en Vila-real. Falqué ha descubierto la pausa.

Iago Falqué, durante un partido con el Villarreal.
Iago Falqué, durante un partido con el Villarreal.www.villarrealcf.es

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