El surrealismo tras Messina
El Madrid se impone con solvencia al Joventut (78-60) en medio de las críticas de la afición a sus jugadores y dirigentes y al técnico verdinegro, candidato al banquillo blanco
El Madrid encontró ante el Joventut un reducto de alivio en medio de las turbulencias. Pocas horas después de la despedida de Ettore Messina y en medio de un ambiente enrarecido por los acontecimientos de la pasada semana, el conjunto blanco impuso su calidad ante el inconstante grupo verdinegro (78-60).
Tras observar el calentamiento en soledad, Emanuele Molin se reunió con sus jugadores para una arenga rápida antes del comienzo del encuentro. Eterna mano derecha, era el primer partido de su vida como primer entrenador. Pronto se pudo comprobar que no era una tarde cualquiera. Era el día uno después de Messina. En las presentaciones de los equipos, dos detalles por parte de la afición. La pitada generalizada a Pepu Henández, uno de los candidatos al banquillo madridista, y la actitud crítica hacia los jugadores blancos. La censura hacia su equipo y el apoyo implícito al técnico dimisionario quedó patente cuando en el primer minuto, los miembros de la peña Bersekers, encargada de la jarana en el fondo sur del pabellón, abandonaron sus localidades como acción organizada de protesta. Regresaron al comienzo del segundo cuarto. Una pancarta con el lema Florentino dimisión, que fue retirada por miembros de la seguridad a los nueve minutos del partido, completaba los elementos de disidencia. Hubo pitos para todos.
Desubicados por las sensaciones que transmitía la Caja Mágica, aturdidos por los acontecimientos precedentes y en plena dinámica negativa de resultados tras dos derrotas consecutivas en Liga y una más el pasado jueves en competición europea, los blancos firmaron un pésimo arranque. McDonald imponía su ley en ambas zonas y el marcador se disparó hasta el 2-11 a favor de los visitantes. Como en un viaje autodestructivo, no había ni rastro de los progresos de los madridistas que hace pocas semanas había firmado una meritoria clasificación para los cuartos de final de la Euroliga.
Pero el grupo de Pepu tampoco estaba para tirar cohetes, así que a pesar de la firmeza de Pere Tomás en el rebote defensivo, pronto dejaron escapar la ventaja inicial como arena entre los dedos (20-20, min. 14).
Tocados en su orgullo, los blancos comenzaron a rearmarse a partir de sus dos torres: Tomic y Begic. Los 13 puntos del croata y el poder intimidador del bosnio (3 rebotes y 2 tapones), comenzaron a cimentar pequeñas ventajas del Madrid. Mientras, el Joventut desmentía su arranque efervescente mostrando su perfil más apocado. Solo el músculo y la muñeca de McDonald sostenían al joven grupo de Pepu, al que esporádicamente la grada le gritaba "No te queremos".
El choque se situó en la frontera de los diez puntos a favor de los locales sin que el conjunto verdinegro encontrara argumentos para sacar tajada en río revuelto. Con el viento a favor tras la tormenta, creció la confianza de Llull y Suárez, y se agigantó la figura de Reyes y Fisher en el rebote. El 21-13 con el que concluyó el último cuarto, reflejó la superioridad de los blancos. "Empezamos bien pero nos fallaron las pilas", explicó Pepu Hernández. "Lo único seguro es que hemos perdido", dijo al ser cuestionado por su futuro. Eso y que Messina ya no está en el Madrid.
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