El reto de completar una vuelta al mundo sin escalas
El debate a bordo de las embarcaciones a la cabeza de la flota de la Barcelona World Race: parar y ser penalizados, o no parar y asumir riesgos
La Barcelona World Race es una vuelta al mundo, por parejas, sin escalas. Sin embargo, el reglamento permite a los participantes realizar paradas técnicas para hacer reparaciones en caso de una avería seria, para la que no se encuentre solución a bordo. Claro que si uno para debe pagar la benevolencia reglamentaria, que, por el contrario, obliga a esa embarcación a estar amarrada en puerto un mínimo de 48 horas. Ése ha sido exactamente el tiempo que ha permanecido parado el Virbac-Paprec3, el líder de la regata, que decidió parar en el puerto de Wellington (Nueva Zelanda) el pasado miércoles -se habían quedado sin un recambio esencial para su mayor, tras usar todas las piezas que habían cargado en Barcelona, el puerto de salida, y también el de llegada-. La embarcación francesa, que en el momento de tomar tierra mantenía una ventaja de más de 500 millas náuticas sobre el segundo clasificado, el Mapfre de Iker Martínez y Xabi Fernández, se reincorporó ayer a la regata a las 23 horas, 11 minutos (las 11 de la mañana en España), ni un minuto más, ni uno menos, tras las 48 horas exactas exigidas. Y mantenía, todavía más de 100 millas de ventaja.
Mientras los franceses retomaban la marcha, a bordo del Mapfre los dos medallistas olímpicos debatían su estrategia. ¿Debían parar también ellos en la capital neozelandesa para dejar niquelado su velero? ¿O sería mejor continuar la marcha y asumir los riesgos consecuentes? ¿Qué preferían: asegurar una segunda plaza, por ejemplo, con parada incluida, o terminar la vuelta al mundo sin realizar ninguna escala aunque perdieran posiciones en la clasificación? Unas 170 millas por detrás, en el Groupe Bel y el Estrella Damm, tenían una discusión similar mientras competían por la tercera plaza. Si bien, mientras el Mapfre ha preferido mantener en silencio su estrategia, el Groupe Bel ya ha anunciado que también parará en Wellington tras atravesar el Estrecho de Cook: tienen dos velas dañadas y prácticamente inservibles que difícilmente podrán reparar a bordo.
Iker y Xabi, sin embargo, se plantean el reto de completar la vuelta al mundo sin escalas, su sueño. Después de habérselas ingeniado hace unos días para reparar una orza, con métodos totalmente caseros y tirando de ingenio, pelean contra la lógica que les dice que parar sería más seguro y mejoraría el rendimiento de su embarcación, pues todavía queda medio mundo por navegar, casi un mes y medio de competición, antes de regresar a Barcelona: "Nos haría más ilusión hacer terceros o cuartos sin parar que hacer segundos parando", reconocía Iker Martínez ayer. "Hoy por hoy es más probable llegar antes a Barcelona parando que sin parar", añadía. Pero les puede el romanticismo. ¿No es ésta una vuelta al mundo sin escalas? La incógnita se resolverá seguramente la madrugada de este sábado, cuando está previsto que pasen el Estrecho y alcancen la costa de Wellington.
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