La selectividad de Bojan
El partido con el Betis dejó en mal lugar al delantero azulgrana
Al Barça le salió un mal partido en el Villamarín , sometido por el Betis, que estuvo excelente en las transiciones y el juego por dentro, mal defendido por los volantes y laterales del equipo de Guardiola. El fútbol de los verdiblancos se pareció a una de las mejores versiones de los azulgrana. No debe de ser sencillo jugar un partido de vuelta en la Copa con cinco goles a favor de la ida, de manera que hay que ir con cuidado a la hora de analizar la actuación global de los barcelonistas, faltos de nervio y tensión competitiva, más vulnerables que de costumbre. Autoexigentes como son, si había un día en que se podían permitir un parón era el miércoles. Individualmente, en cambio, el encuentro dejó en mal lugar a unos cuantos jugadores, sobre todo a Milito y Bojan.
Milito no fue en la cancha el futbolista que se supone es en el vestuario. No mezcló bien con Piqué, defendió mal en campo abierto y a balón parado y pareció fuera de forma, el central más frágil de los que están en nómina. El argentino debe demostrar que su papel no es exclusivamente de mascota después de que los compañeros le hayan animado a quedarse por su vitalidad y ánimo contagioso. Le conviene ser futbolista además de persona.
El de Bojan es un caso más delicado, por edad, porque ha renovado su contrato, porque proviene de la cantera, circunstancia que se ha convertido últimamente en un signo de garantía en el Barcelona, y porque es un delantero centro en un equipo que juega con un falso nueve de nombre Messi. A Bojan no le pasa nada que no le ocurriera antes a Eto'o o a Ibrahimovic. La diferencia es que todavía puede corregirse con el tiempo por más que se haya saltado alguna de las escalas de aprendizaje del fútbol base por las que han pasado jugadores como Xavi e Iniesta. La vena goleadora, la misma que en sus inicios sirvió para compararle con Raúl, le ha eximido de actuar como jugador, un pecado capital en un equipo tan táctico.
Al pequeño Krkic se le mide por sus goles y no por su fútbol, de manera que cuando no marca se supone que ha hecho un mal partido. Le pasaba de pequeño y también de mayor, porque si se ha ganado la continuidad con Guardiola ha sido por su gatillo fácil en las dos anteriores temporadas, en la Copa primero y después en la Liga como sustituto de Ibrahimovic. Es ahora, cuando el equipo es mejor que nunca, cuando las cosas le van precisamente peor a Bojan, motivo que ha acentuado la sensación de que le cuesta jugar a fútbol, de que pasó nuevamente de curso sin necesidad de examinarse de alguna asignatura, siempre avalado por sus goles. Bojan fue un jugador invisible en el Villamarín.
El excelente momento de Pedro y Villa tampoco le ayuda. Ambos son goleadores que entienden a Messi. Atacan al espacio, tiran desmarques, dan profundidad y salida a la jugada por los dos lados, presionan arriba y combinan bien, además de desplegarse a la velocidad que demanda el futbol de La Pulga. No es que Guardiola le tenga manía, ni tampoco se trata de decir que le merece mucha confianza, sino que a Bojan le interesa responder con rebeldía y ambición cada vez que el entrenador le ponga como en Sevilla. El equipo anda justo de delanteros y precisa de Bojan, así que bien hará en espabilar, recuperar el temario pendiente y pasar la selectividad, cosa que tampoco debería ser complicado para un buen alumno de matemáticas y música.
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