Carrera loca, podio inesperado

La carrera más loca . El podio más inesperado. Las caídas más sorprendentes. Y los fracasos menos deseados. La ganó el alemán Stefan Bradl, que salía desde la décima posición. Anduvo peleándose en las últimas vueltas con el italiano Alex Baldolini, que fue segundo. Y les acompañó Alex de Angelis, tras firmar otra tremenda remontada. Simón, atenazado por la presión del subcampeonato, pareció correr encorsetado -"he hecho una carrera a la desesperada", confesó después- y salvó cuatro puntos al entrar en decimosegunda posición. Y no le quedó más que dar las gracias al cielo porque su rival, Andrea Iannone, ahora a seis puntos en la clasificación, se fue al suelo tras una carrera increíble, en la que escaló posiciones a un ritmo vertiginoso y en la que rodó en tiempos imposibles. Pero cometió un error. Como lo cometió Toni Elías, que también cayó y abandonó. Aunque él ya cumplió cuando tocaba y su corona ya nadie se la quitará.

La categoría de Moto2 arrancó en abril presentándose como una auténtica lotería: unas 40 motos en parrilla y una tremenda igualdad entre las máquinas. A medida que fueron avanzando las carreras los equipos más poderosos y los mejores pilotos empezaron a asomar de manera regular por el corralito y por el podio. En Portugal, sin embargo, la lluvia devolvió el caos a Moto2. Desde la configuración de la parrilla, en la que se coló un piloto invitado, un novato con muchas ganas de triunfar: el turco Kenan Sufuoglu, dos veces campeón del mundo de Supersport, hasta la foto del podio, en la que casi sale el turco, que lideró la carrera con bastante autoridad hasta que perdió la primera posición a falta de siete vueltas para el final.Terminó en una más que honorable quinta posición.

Fue una prueba repleta de sorpresas. En parte por la escalada que tuvieron que protagonizar algunos, que se quedaron muy atrás en la clasificación, caso, por ejemplo, de Andrea Iannone, que terminó por los suelos. En parte, también, por las condiciones en que estaba la pista, tras una noche y una mañana lluviosas. Había zonas totalmente secas, otras húmedas, y auténticos charcos a la vuelta de cualquier esquina. En uno de esos charcos se metió Elías, que, como el mejor de los campeones pidió perdón a su equipo al entrar al taller: "cuando falla el piloto, hay que saber pedir perdón", decía el de Manresa.