Sarpong rompe en un rato al Espanyol
El holandés propicia la victoria de la Real gracias a un autogol de Forlín
Estaba el efecto Tamudo, emotivo e inquietante, el efecto Osvaldo, inquietante a secas. Estaba el nuevo césped, implantado en 48 horas tras el concierto de U2 en Anoeta. Pero sobre todas las cosas estaba la igualdad entre dos equipos más aparentes que incisivos, más organizados que agresivos . Y estaba Sarpong, un joven negro procedente del Ajax que revolucionó a la Real y propició el gol en propia puerta de Forlín.
Mucho para un cuarto de hora de ejercicio. La Real vive de los momentos de inspiración de Xabi Prieto, al que su equipo tardó media hora en encontrar, suponiendo que lo hubiera buscado. En su ausencia, el timón lo cogió De la Bella, el lateral, en el otro costado. Está claro que la Real es un equipo que adora los costados. Crea por las esquinas y destruye por el centro, salvo las apariciones de Zurutuza, un futbolista que progresa adecuadamente.
R. SOCIEDAD 1 - ESPANYOL 0
Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Ansotegi, Mikel González, De la Bella (Labaka, min. 88); Rivas, Aranburu, Xabi Prieto, Griezmann (Sarpong, min. 79), Zurutuza; Tamudo (Joseba Llorente, min. 68).
Espanyol: Kameni; Galán (Chica, min. 30) , Forlín, Víctor Ruiz, David García; Duscher, Márquez, Luis García, Verdú, Callejón, Osvaldo (Alvaro, min. 73).
Gol: 1-0, min. 85: Forlín (p.p).
Árbitro: Turienzo Alvarez (Castilla- León). Tarjetas amarillas a Griezmann, Luis García, David García, Víctor Ruíz, Chica.
24.000 espectadores en Anoeta.
El Espanyol es más atractivo por el centro donde ejerce de mariscal Javi Márquez en busca de la movilidad de la siguiente línea. Todo muy estructurado, hasta académico incluso, aunque el Espanyol elabore más cada examen y la Real sea más fiel a la intuición.
Pero lo cierto es que las principales ocasiones llegaron por obra y gracia de dos suspensos. Primero el de Claudio Bravo en una salida en falso a la que luego correspondió Kameni con otra corregida y aumentada. No fue lo único, porque dos futbolistas hábiles, Xabi Prieto y Luis García se empeñaron en abastecer a sus compañeros y Zurutuza y Osvaldo, respectivamente, malgastaron dos regalos de sus mejores amigos. Armas distintas, idénticos disparos.
Era un duelo trepidante, a veces ingenuo, siempre equilibrado por más que lo dominara estadísticamente la Real, pero con el semáforo permanentemente en ámbar de Xabi Prieto, el que dice cuándo hay que cruzar la carretera. Y así el segundo tiempo se trabó, se enredó hasta que Sarpong se largó un zapatazo al larguero que Forlín de espuela introdujo en su portería. Lo primero fue un mérito, lo segundo un accidente insospechado. Pero lo primero premió la insistencia de la Real y lo segundo castigó en exceso a un Espanyol que encontró más ocasiones que acierto.
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