Poco para un buen Athletic

Poco botín se llevó el Athletic de un campo que va camino de convertirse en un pequeño San Mamés . Desde 1991 no consigue ganar el Sporting, que se dio con un canto en los dientes por el punto que sumó gracias a su efectividad. Bailó demasiado tiempo al ritmo que le impuso su rival como para lamentarse por el empate.

Sólo faltó el barro para completar un cuadro típico del fútbol norteño. El Sporting y el Athletic salieron jugando a todo gas, sin preámbulos, buscando la portería rival a las primeras de cambio. Tampoco hubo mucho fútbol aéreo, aunque en una punta del ataque estaba Llorente y en la otra Sangoy, un argentino dotado de una notable carrocería. Los dos se marcharon con un golito.

El Athletic, con el 4-4-2 de toda la vida, pareció decidido a restar importancia al factor campo. Sentó sus reales en la medular y tardó 40 segundos en presentar en sociedad a su último cachorro, Igor Martínez. Un pase en profundidad del otro Martínez, el campeón del mundo, permitió al chaval ganar la espalda a la defensa sportinguista y tocar hacia el centro un balón que se paseó por todo el área sin encontrar rematador.

Un cabezazo de San José tras un córner preocupó al sportinguismo y despertó al equipo de Preciado, que utilizó las mismas armas que su rival: velocidad de balón y atrevimiento. Así hiló el Sporting una jugada que hubiese acabado en el típico centro atajado por el portero, sino fuese porque a Iraizoz se le escapó el balón y De las Cuevas, que casi se había desentendido, marcó a puerta vacía.

La desventaja enrabietó aún más al Athletic, que maldijo su suerte tras una magnífica conexión de Orbaiz con Javi Martínez que acabó con un remate al poste del superado Juan Pablo. Cuando el empate parecía lo más normal del mundo, Rivera adivinó un agujero en la defensa vasca y metió un balón que Sangoy convirtió en su estreno goleador en la Liga. Sangoy ya pudo ganarse el cielo antes, al enganchar un vistoso remate acrobático, a centro de Diego Castro, que apuró a Iraizoz

Cuando, por fin, Gurpegi reflejó mínimamente los méritos de su equipo, el partido ya sólo tuvo un dominador, el Athletic. Tímidamente hasta el descanso y con toda claridad después. Y, de nuevo, los de Caparrós jugaron demasiado para tan poca rentabilidad. El Athletic tuvo mil maneras de marcar, sobre todo un desafortunado Susaeta, pero arañó un puntito con la jugada de toda la vida: córner a la olla y cabezazo de Llorente. Tan simple como difícil de entender un resultado que no hace justicia al Athletic.

Sporting 2 - Athletic 2