La extraña despedida lo dice todo
España le regala 25 puntos a Argentina, roza la remontada con un quinteto atípico y concluye sexta
La extraña despedida lo dijo todo sobre el insatisfactorio y desconcertante recorrido de España en un Mundial en el que salió a defender el título y acabó en un insípido sexto puesto. La derrota ante Argentina puso en el escaparate los males que asolaron al equipo desde el primer partido. Unos picos asombrosos en su rendimiento y un mal funcionamiento generalizado que le hizo ir a remolque ante todos sus adversarios. El único día en que sucedió lo contrario, ante Lituania, su desplome fue si cabe más asombroso.
Contra Argentina, regaló un primer tiempo en que recordó su peor versión de la última década, la que apagó las luces en el partido por el tercer puesto en 2005 ante Francia y acabó costándole el puesto cuatro meses después al seleccionador Mario Pesquera. Ante un rival metido de lleno en el asunto y dispuesto a dejarse la piel, España jugó de pena y asistió noqueada al festival de Scola y los suyos. Se recrearon los argentinos hasta abrir un boquete de 25 puntos (34-59) nada más comenzar el segundo periodo.
España 81 - Argentina 86
España (16+16+30+19): Rubio (3), Rudy (31), Navarro (2), Garbajosa (3) y Gasol (16) -equipo inicial-, Raúl, Reyes (6), Vázquez (5), Llull (7), San Emeterio (8) y Mumbrú.
Argentina (23+26+16+21): Scola (22), Prigioni (17), Oberto (10), Delfino (27) y Jasen (3) -equipo inicial- Cequeira, Quinteros, Leonardo Gutiérrez (6) y Mata (1).
Árbitros: José Carrión (PUR), Ilija Belosevic (SRB) y Scott Butler (AUS). Fran Vázquez y Hernán Jasen fueron eliminados por cinco personales.
Incidencias: Partido para dilucidar la quinta y sexta plaza del campeonato del mundo de baloncesto disputado en el Sinam Erdem de Estambul ante 4.000 espectadores.
A partir de ese momento Rudy Fernández tomó el mando de las operaciones, Scariolo desplegó un quinteto casi inédito poniendo junto al mallorquín a San Emeterio, Felipe Reyes, Vázquez y Llull, al que entregó definitivamente la manija dado el desconcertante y depresivo momento de forma en que se ha sumido Ricky Rubio. El juego español despegó como un cohete. Un parcial de 26-2 en apenas cinco minutos llegó a dejar a España a un paso de la remontada (60-61) gracias a los robos de balón y a la agresividad tanto en la transición como en el ataque de Llull, San Emeterio y Rudy, decididamente el más entonado de todos los jugadores españoles a lo largo del torneo. El juego se normalizó y los argentinos, más enteros, conducidos siempre por Prigioni y con Scola percutiendo por dentro y Delfino por fuera, sentenciaron después de que Marc Gasol fallara un tiro libre con empate a 80 y Garbajosa, un triple con 80-82.
El punto final, el sinsabor de la cuarta derrota en los nueve encuentros disputados, dejó expuesto el deficiente e imprevisible comportamiento de la selección. No encontró el golpe de timón Ricky Rubio, no se decidió Marc Gasol a atacar con agresividad el aro, no repitió las fantasías de dos días antes Navarro, mermado y poco utilizado a causa de unos problemas en la espalda, no hubo manera de que el balón circulara con sentido, ni forma de evitar pérdidas absurdas. La reacción de genio y pundonor y también de una formación más afilada evitó el ridículo pero no la derrota. No hubo portazo pero tampoco se pudo evitar un cierre extraño y amargo.
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