_
_
_
_
_

Ecos de Demencia en Cisjordania

Baloncestistas sub 21 han viajado esta semana a Cisjordania para jugar partidos e impartir talleres a refugiados palestinos

Adrián, Lucas y el resto de las jóvenes promesas del Estudiantes no se lo podían creer cuando el viernes en Hebrón las chicas se abalanzaban para pedirles autógrafos. Eso, a pesar de la paliza (47-70) que les metió el combinado palestino. Las chicas, el primer ministro palestino en persona, las flores que volaban a su paso... "aquí nos tratan como a estrellas", cuenta sorprendido Víctor Herrero, uno de los diez baloncestistas sub 21 que han viajado esta semana a Cisjordania, a jugar partidos, impartir talleres a refugiados palestinos e inaugurar un polideportivo en el marco del programa "baloncesto por la paz" del Consejo superior de Deportes y el Club Estudiantes. La fiesta y el boato que ha rodeado a la visita llevó a la confusión a algunos lugareños sobre la naturaleza del intercambio deportivo. "¿No ha venido Pau Gasol?", preguntó un chico palestino.

La idea es que sea un programa de ida y vuelta y que en septiembre, un equipo de jugadoras palestinas viaje a España. De momento la ida, a pesar de la derrota en Hebrón, ha sido un éxito a juicio de los jóvenes baloncestistas, que dicen que repetirían experiencia con los ojos cerrados. Cuentan que el primer día les impactó mucho ver a los cientos de trabajadores que cada mañana se agolpan en el checkpoint de Belén, con los que se cruzaron a las cinco de la mañana cuando venían del aeropuerto, recién aterrizados. Al cruzar, se toparon con el muro de hormigón que rodea Belén y con el que Israel quiere protegerse de los ataques palestinos. Las calles desiertas de la kasbah de Hebrón, tomada por medio millar de colonos y patrullada a todas horas por los soldados israelíes les dejó sin palabras. Dicen estos chavales madrileños que ver todo aquello les hizo sentirse parte de un escenario de película. "Por mucho que lo hayas visto en la tele mil veces; no te das cuentas de lo que pasa aquí hasta que no lo ves", dice Adrián Alonso, de 20 años, poco antes de salir para jugar el segundo partido de la expedición.

Al margen de las visiones propias de los territorios ocupados Cisjordanos, lo que de verdad les ha sorprendido es darse cuenta de que los jóvenes palestinos son unos forofos del deporte español -¿Real Madrid o Barcelona? es la primera y obligada pregunta antes de entablar la mínima conversación- y de que se comportan de forma muy parecida a los chavales de cualquier parte del planeta. "¡Son como nosotros!", se sorprende otro jugador, Juan Molina. Y en seguida añade: "Nos han dicho que nos van a enseñar dónde está la discoteca".

En el ámbito deportivo, Jacobo Rivero, entrenador de cantera del Asefa Estudiantes cuenta que la primera impresión fue que se enfrentarían a equipos con un juego muy físico, de ataques rápidos y posesiones cortas. "Pero luego vimos que juegan con criterios tácticos desarrollados". Ayer en Belén, el Estudiantes ganó a la selección palestina. Por poco (69-67) y gracias a un triple en los últimos 15 segundos, pero ganaron. El triunfo les sirvió de excusa para ofrecer a la población local un aperitivo de los gritos de guerra de la Demencia por las calles de Belén.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_