El mando a distancia de Parreira
El seleccionador de Sudáfrica recibe críticas por no presenciar nunca la liga doméstica y podría convertir al equipo en el primer anfitrión en quedar apeado en la primera ronda del Mundial
La profunda crisis en el seno de la selección francesa es la mayor esperanza que tiene el seleccionador de Sudáfrica, Carlos Alberto Parreira, para evitar pasar a la historia como el primer técnico de un país anfitrión en ser eliminado en la primera fase de un Mundial de fútbol. La situación en los Bafana-Bafana, sin embargo, no dista mucho de Francia. La derrota por 3-0 ante Uruguay del pasado miércoles ha desatado las críticas contra el seleccionador por parte de los medios de comunicación, de antiguos seleccionadores y futbolistas, y de los propios jugadores del equipo. Pero el caos reina desde hace tiempo, enfrascados el cuerpo técnico, los futbolistas y la federación en enfrentamientos interminables.
Parreira sustituyó en el cargo de seleccionador de Sudáfrica a su compatriota, Joel Santana, tan sólo ocho meses antes del inicio del Mundial. Los Bafana-Bafana habían perdido ocho partidos consecutivos y a Santana se le reprochaba no estar en Sudáfrica para observar cómo jugaban los equipos locales. Él los veía cómodamente desde el sofá de su casa en Río de Janeiro, en los vídeos que le enviaban sus ojeadores. Este método surtió efecto en la Copa Confederaciones del año pasado, donde Sudáfrica quedó cuarta y Parreira decidió adoptarlo para preparar el Mundial. No parece que sirva esta vez. Al menos contra Uruguay fracasó estrepitosamente y empezaron a llover las críticas.
Otro ex seleccionador, Lucas Rabede, es el que ha sido más claro en su oposición al trabajo de Parreira en la selección africana. El que fuera técnico sudafricano entre 1992 y 2003, ha exigido un entrenador local, que conozca bien cómo se juega al fútbol en Sudáfrica y quiénes son sus mejores jugadores. Para él hay un gran número de futbolistas que deberían estar en el equipo anfitrión aportando su experiencia, y aludió expresamente a Nasief Morris, defensa del Racing de Santander.
Y es que hay muchos analistas en Sudáfrica que no entienden el porqué no han entrado en la convocatoria futbolistas que están disputando ligas europeas como Bryce Moon, defensa del Panathinaikos griego, o Elrio Van Heerden, medio centro del Blackburn Rovers. Ambos jugaron la Copa de Confederaciones del año pasado. También consideran extraño que los otros futbolistas que juegan en Europa, como Bernard Parker, delantero del Twente holandés o Mcbeth Sibaya, el medio centro del Rubin Kazan ruso, no estén jugando en el once titular. Tampoco se pronunciaron cuando Parreira alegó que no llevaba a la máxima estrella sudafricana, Benni McCarthy por "sobrepeso".
Precisamente Sibaya, que todavía no ha disputado ni un solo minuto, declaró que contra Uruguay no hubo suficiente espíritu de lucha y que dentro del campo se necesitaban jugadores de más carácter. No es el único futbolista que ha criticado a su seleccionador. Los medios de comunicación han venido desvelando estos días el malestar de algunos futbolistas, que acusan a Parreira de favoritismo en sus alineaciones. El delantero del equipo, Katlego Mphela, dejó caer que jugaba muy aislado y que apenas tenía conexión con el centro del campo.
Hasta ahora las críticas al juego de Sudáfrica eran veladas, puesto que todos consideraban que el seleccionador que llevó a Brasil a ganar un Mundial en 1994, tendría unas razones poderosas para convocar a golpe de mando a distancia. Pero ahora las cosas son diferentes y nadie quiere ser cómplice de la peor clasificación de los Bafana-Bafana en un Mundial. De todas formas, Parreira es experto en rescatar a equipos avocados al desastre y la revolución francesa que están viviendo los Bleus le puede beneficiar. Necesita golear a Francia y que México y Uruguay empaten. La prensa, además de críticas, ha pedido la ayuda de Mandela para que se repita el milagro del Mundial de Rugby de 1995.
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