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Entrevista:PAUL BREITNER Campeón mundial en 1974 con Alemania

"Tiré el penalti porque escuché de niño que así nacen los héroes"

Atrás quedó la melena afro, las patillas mutton chops, y el espíritu rebelde de un futbolista tan controvertido como genial. Ahora Paul Breitner, El Abisinio (Alemania, 1951), uno de los cuatro futbolistas que han marcado gol en dos finales del Mundial (1974 y 1982), como los brasileños Vavá (1958 y 1962) y Pelé (1958 y 1970), y el francés Zidane (1998 y 2006), es un directivo de enjundia en el Bayern de Múnich.

Pregunta. ¿Cómo se vive una final?

Respuesta. Es algo muy, muy especial porque luchas en un corto espacio de tiempo por toda tu vida futbolística. Yo tuve mucha suerte de vivirlo dos veces y la mala suerte de solo ganarlo una vez (1974). Son partidos únicos.

P. ¿Qué le supuso proclamarse campeón del mundo en 1974 con tan solo 22 años, frente a Holanda?

R. Marcó mi vida definitivamente. Todo habría sido diferente sin aquel título y sin aquel penalti que marqué en la final.

P. ¿Decidió usted lanzarlo?

R. Antes del comienzo del Mundial hablamos sobre quién tiraría los penaltis, pero no se resolvió la situación. Müller había fallado varios en la Bundesliga, y nadie quería asumir esa responsabilidad. Yo en principio no estaba entre los posibles lanzadores. Hoeness había transformado una pena máxima frente a Suecia y había fallado otra en la semifinal contra Polonia. En el momento en que el árbitro señaló el penalti, en la final, fui consecuente. Desde pequeño escuché que en situaciones así nacen los héroes o los grandes perdedores. Salió bien. Recuerdo todo aquello como si fuera una película.

P. ¿Hay algo mejor que proclamarse campeón como anfitrión?

R. Es algo extraordinario.

Nunca he jugado para ganar diplomas, medallas ni Copas; sino por mí, por la sensación que te produce ganar. Quería cumplir con los aficionados.

P. Tras aquella final renunció a la selección por problemas con la Federación ¿Qué le hizo regresar para el Mundial de España 1982 tras perderse el de 1978?

R. Pasé tres años muy buenos en el Real Madrid. Tenía un gran recuerdo de la ciudad, del país, del clima, de la gente...Viví quizá demasiado bien en España. Fue una oportunidad de regresar. Había recuperado la ambición.

P. ¿Qué recuerdo tiene de la final del 82 en el Bernabéu?

R. ¿Llegamos a jugar aquella final? Lo he olvidado (risas). Aquel partido no es un buen recuerdo. Perdimos 3-1 contra Italia porque no estábamos en condiciones ni físicas ni mentales de ser competitivos aquel día. Italia había jugado el miércoles la semifinal contra Polonia en Barcelona ganando fácil 2-0. Nosotros tuvimos que jugar el jueves en Sevilla contra Francia. Fue un partido durísimo. Tuvimos que jugar 120 minutos, remontando, con penaltis, un infierno. Pero la vuelta de Sevilla a Madrid fue aún peor. Llegamos a las seis de la mañana a Madrid, no habíamos podido ni comer ni beber nada. Cuando llegamos al hotel teníamos la cena fría de la noche anterior. Mientras nos comíamos aquello la mañana del viernes nos miramos a la cara y vimos que estábamos destrozados. Les dije a mis compañeros: 'Señores, solo tenemos posibilidades de ganar la final del domingo si marcamos el primer gol'. Estábamos muertos. Si tocaba remontar, no quedaban fuerzas. Si hubiéramos jugado las semifinales el mismo día y hubiéramos llegado en las mismas condiciones... nosotros teníamos mejor equipo, pero todo aquello fue decisivo. Usted me pregunta por este partido porque es parte de la historia, pero yo procuro no recordarlo mucho. Las derrotas las olvido muy fácilmente.

P. ¿También ha olvidado el gol que marcó aquel día?

R. Ese gol no me interesa porque no sirvió para nada. Es un gol sin gloria que solo está en la estadística. Perdimos.

P. ¿Qué pasó en aquel polémico partido ante Austria?

R. Nada que no haya ocurrido en otros partidos. Ambos equipos estábamos satisfechos con el resultado. Nos relajamos y el juego perdió intensidad. El error fue que la relajación llegó demasiado pronto. Por eso llegaron tantas sospechas. Desde ese día la gente se posicionó contra nosotros. Ese error nos acompañó durante el resto de la competición, y solo desapareció cuando logramos remontar y empatar a 3-3 la semifinal contra Francia en Sevilla. En aquel partido nos libramos de aquella mancha

P. ¿Por qué ganó Italia?

R. Jugaban un fútbol muy compacto. En ese sentido eran muy alemanes. No tenían nada especial pero encontraron a Rossi. Sacaba goles de la nada, y fue el gran responsable de que Italia se proclamara campeona. No hay reproches. La historia se escribe con éxitos y fracasos. Yo lo puedo confirmar.

De izquierda a derecha, Maier, Breitner, Neeskens y Bonhof, en la final de 1974.
De izquierda a derecha, Maier, Breitner, Neeskens y Bonhof, en la final de 1974.AP

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