El milagro de Munsterman
El Twente gana la Eredivise por primera vez en su historia tras la revolución económica y deportiva del presidente
Poco acostumbrados a celebrar éxitos, los jugadores del Twente se perdieron ayer sobre el césped del Rat Verlegh, estadio del NAC Breda. Se abrazaron con el compañero que les caía más cerca, corrieron por el campo, bien dispersados y sin dirección, se reunieron de nuevo cerca del área técnica y auparon a hombros al técnico Steve McLaren para acercarse a la grada donde se reunían los aficionados Rojos, donde se tiraban las manos a las cabezas y las lágrimas resbalaban. El Twente acababa de ganar la Eredivise por primera vez en su corta historia.
Por el césped repartía besos y felicitaciones Joop Munsterman, el presidente del club, el mago de las finanzas. Para comprender su fidelidad y pasión hay que remontarse al fatídico mayo de 2000, al desastre pirotécnico de Enschede (ciudad del Twente). Ocurrió entonces que estalló la fábrica de SE Fireworks, importador de cohetes y fuegos artificiales de China, que guardaba 100 toneladas de explosivos en el almacén y que sesgó la vida de 23 personas. Un año más tarde, el Twente ganó la Copa, devolvió la alegría y se ganó el corazón de Enschede. Pero el anuncio, ya en 2003, de que el equipo estaba en la bancarrota sumió a la ciudad, de apenas 1500 habitantes, textil y colindante con Alemania, en una pequeña depresión. El empresario Munsterman, que por entonces ya estaba en la directiva del Twente, se rebeló, se erigió en el presidente del club con un plan de viabilidad económica y le otorgó nuevos bríos, patrocinadores, ingresos -amplió, por ejemplo, el estadio De Grolsch a 24.000 aficionados- y éxitos deportivos.
Una de las decisiones de Munsterman fue fichar a Stephen McLaren, repudiado en Inglaterra -menos para los agradecidos aficionados del Middlesbrough, que vencieron en 2004 y tras 128 años de sequía la Copa de la Liga- porque no fue capaz de llevar a la selección a la pasada Eurocopa. La apuesta salió redonda para los Tukkers -como se conoce a los hinchas del Twente-, por más que al principio se criticara a Steve, que aplicó por primera vez en Holanda el modelo inglés, el que aúna el manager y el director deportivo. En el curso anterior el equipo acabó segundo en la Eredivise y en éste, cayó eliminado en la previa de la Champions ante el Arsenal y en la Europa League frente al Werder Bremen. En la competición doméstica se ha laureado, soportando la asfixiante presión del Ajax, que cogió el rebufo al final de la temporada pero no le ha adelantado en la línea de meta, a un solo punto.
El Twente nació en 1965, tras la refundición de dos clubes de la ciudad, el Sportclub y el Enschede Boys. En su corta historia acumula dos Copas (1977 y 2001), además de una final de la UEFA (1975) que perdió ante el Borussia Mönchengladbach. Desde ayer, la ensaladera de la Eredivise. El equipo quizá no tenga nombres históricos como René y Willy van de Kerkhof o Ronald de Boer, ex futbolistas del club, pero juega al fútbol con decisión, sin problemas en defensa, creativo en la medular, apoyado en los costados e inflexible en el gol. Atrás ataja el queridísimo Boschner, de manoplas veteranas (39 años) y estiradas escogidas, producto de la cantera. La pelota la saca desde atrás Douglas Franco, el central brasileño de físico imponente, piernas ágiles y visión correcta. En medio conecta con Brama, solidario medio centro defensivo que ya ha alcanzado la selección absoluta holandesa, y con el marfileño Tiote, un centrocampista que vale para todo, desde romper, construir, pisar área o chutar. Arriba se las apañan tres: Stoch es el extremo zurdo cedido por el Chelsea, explosivo, descarado, con regate y rematador; el experimentado enganche Kenneth Pérez, de clase infinita que atiende los desmarques y no le hace ascos a los goles; y Bryan Ruiz, ariete costarricense que llegó para hacer olvidar a Arnautovic y lo ha conseguido con creces, con 24 dianas (a 11 del pichichi Luis Suárez, del Ajax).
Inabordable en su estadio, el infierno de Enschede, como lo bautizan las hinchadas más animosas y radicales De Vriendenkring [círculo de amigos] y Vak-P [Sección P], el Twente ya tiene su Eredivise.
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