Lección de Mourinho en Stamford Bridge
Dirigido por un magistral Sneijder, el Inter da un baño al Chelsea y con un gol de Eto'o acaba con el enésimo proyecto de Abramóvich
Mourinho regresó a la que fue su casa durante tres años, abrazó a los empleados de Stamford Bridge y, a continuación, dictó una lección que nunca olvidarán los tifosi. Frente al juego directo del Chelsea, el Inter raseó el balón, lo combinó con gusto y remató el partido cuando despertó ese león dormido desde que aterrizó en Italia hace siete meses. Eto'o, por supuesto. El camerunés superó por fin la melancolía de haber abandonado el Camp Nou y aprovechó con un disparo muy fiero el magnífico envío de Sneijder, que dio un recital de pases de gol en la segunda parte. Uno a cada delantero: el primero a Pandev, el segundo a Milito y el tercero a Eto'o.
El Inter vuelve a unos cuartos de final cuatro años después. Y el Chelsea envía el enésimo proyecto de su benefactor, Roman Abramóvich, al estercolero. Siguiendo la estela del Madrid, el club londinense también sabe ya que el dinero no lo es todo. El magnate ruso lo ha intentado con todo tipo de entrenadores y un grupo de jugadores muy fuertes, física y mentalmente, pero no lo suficiente para haber conquistado la corona europea. Esta vez, la novedad era el entrenador, el laureado Ancelotti, que tampoco superó la prueba. Desquiciado una vez más, Drogba terminó expulsado, tras un pisotón a Samuel, como el año pasado ante el Barcelona.
CHELSEA 0 - INTER 1
Chelsea: Turnbull, Ivanovic, Alex, Terry, Zhirkov (Kalou, m.74), Ballack (Cole, m.62), Mikel, Lampard, Anelka, Drogba, Malouda.
Inter de Milán: Julio Cesar, Maicon, Lucio, Samuel, Zanetti, Cambiasso, Sneijder (Mariga, m.85), Motta (Materazzi, m.90), Pandev (Stankovik, m.75), Eto'o, Milito.
Gol: 0-1, m.79. Samuel Eto'o.
Árbitro: Wolfgang Stark (Alemania). Sacó amarilla a Eto''o, a Motta, Ferreira, Samuel, Julio César, del Inter y a Malouda, Alex y Terry, del Chelsea. Expulsó a Didier Drogba, quien ya tenía una amarilla, por roja directa.
Incidencias: Encuentro de los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en Stamford Bridge ante aproximadamente unos 37.000 espectadores.
El Chelsea jugó con el reloj en la cabeza y sólo aceleró en el último suspiro de la primera parte. Fueron esos cinco minutos postreros del primer periodo en los que el cuadro de Ancelotti abrasó al Inter con un fuego cruzado que desbarató Samuel por tierra, mar y aire. Hasta con un blocaje escandaloso dentro del área a Drogba tras un centro de córner de Malouda. El árbitro ni se enteró.
Al contrario que en la ida, el Inter se encontró más cómodo con el balón en corral ajeno. Bien apuntalado por Cambiasso y Sneijder en el eje, el equipo de Mourinho se desplegó con gusto a pesar de que no llegó a probar los guantes del inesperado Turnbull, tercer portero del Chelsea.
Al plantar a tres delanteros de inicio en la alineación, Milito, Eto'o y Pandev, Mourinho prentendía disuadir las ínfulas atacantes de los laterales rivales, sobre todo por lo que respecta a Ivanovic, que hizo mucho daño al Inter en la ida. Y, en efecto, el serbio apenas subió la banda.
Al árbitro se le acumularon las sanciones tras la reanudación por no haber sabido cortar la dureza en la primera parte. Y, en medio de tan malos modos de unos y otros, un instante de belleza: el pase de tacón de Sneijder dejó el camino despejado a Pandev, que aceleró hacia la portería de Turnbull hasta chocar al final con las piernas en el cruce de Zhirkov.
El Inter pareció el Barça en los siguientes minutos. Tocando y tocando hasta encontrar Sneijder otra vez a Milito, que pifió el remate. ¡Qué dos pases de Sneijder en apenas unos instantes! Ancelotti notó que se le iba la eliminatoria y retiró al anodino Ballack para dar paso al talento de Joe Cole.
No le sirvió de nada. El Inter se sentía superior y sólo le falta rubricarlo. Lo hizo Eto'o tras un pase maravilloso de Snejider, esta vez largo, con la zurda, desde el centro del campo, que recogió el camerunés en la esquina izquierda del área. El control, perfecto, le dejó el balón listo para golpearlo con la parte frontal del empeine, muy seco y al palo que cubría el meta Turnbull.
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