El choque de todas las revanchas
Canadá busca el éxito total en sus Juegos en la gran final de hockey contra Estados Unidos
La final soñada, la reina de todas las revanchas. Los Juegos de Vancouver terminan mañana (21.15, hora española) con la traca más explosiva que se podía esperar, el Canadá-Estados Unidos del hockey sobre hielo. Un choque de trenes entre vecinos y con muchas cuentas pendientes. Las últimas, la derrota por 5-3 en la fase previa de los anfitriones, que justamente por ese mismo resultado ganaron el oro a domicilio en los Juegos de Salt Lake City 2002. Los estadounidenses no pudieron repetir entonces el "Milagro sobre hielo" de Lake Placid 80, cuando derrotaron a la omnipotente URSS en una de las gestas más valoradas siempre de su historia. Aquel fue su segundo oro, frente a los siete que ya llevan los canadienses.
Ún triunfo local sería el éxtasis para un país que casi ha ganado sus Juegos pese a todos los problemas. Desde los meteorológicos a los de organización, incluída la trágica muerte del georgiano Nodar Kumaritashvili en luge. A dos jornadas del final se puso en cabeza del medallero con más oros, 10, que Estados Unidos y Alemania, aunque con menos medallas. Sorprendente, cuando no había logrado ninguno en los dos Juegos anteriores que organizó, en Montreal 76 y Calgary 88. Pero el trabajo profundo habitual de los países organizadores ha dado esta vez sus frutos. Además, ya ha cumplido su parte del hockey con el éxito femenino sobre las estadounidenses, celebrado con excesos de alcohol y tabaco.
Las cifras de espectadores fueron ya récord en el partido del pasado domingo. La televisión canadiense anunció que hasta 21,5 millones de personas, es decir, el 64,3% de la población, lo vieron en algún momento. La media de 10,6 superó los 10,3 de la final de 2002. Hoy se va a pulverizar. La MSNBC estadounidense, que ofreció el primer choque en Vancouver, anunció otra plusmarca de 16 millones de audiencia a ambos lados de la frontera.
El hockey sobre hielo es algo más que el deporte nacional en Canadá. Para los fundadores es una religión. El curling, otra devoción, ha sido adoptado, pero vino de Escocia. El hockey es completamente suyo y la pujanza europea durante largos años, de la mano de la antigua URSS fue un disgusto mucho mayor que la rivalidad con el vecino Estados Unidos. El hockey es, sobre todo, norteamericano y una final entre ellos es lo máximo. Más aún cuando no era nada segura, pues la élite reúne a varios gigantes. Suecia y Finlandia ganaron el oro en Turín y la República Checa el bronce a Rusia. Canadá y Estados Unidos ni llegaron a semifinales. Incluso Rusia le ganó, 2-1, el último Mundial a Canadá, y Suecia 4-2 a Estados Unidos el bronce.
Pero los Juegos siempre son otra cosa. Una reunión ya sin ninguna ausencia de los mejores jugadores profesionales de la NHL, que para su calendario. Canadá llamó a sus grandes estrellas, las más expertas, y le costó entrar en ebullición. Estados Unnidos apostó por los más jóvenes y ha rodado como un fórmula 1 hasta aplastando a Finlandia, 6-1, en semifinales. Les cerró el paso directo a los cuartos de final a los canadienses y creó todas las dudas a un equipo que había ganado ya apuradamente en la prórroga a Suiza, sólo la mejor "segunda" tras la élite. Pero fue un revulsivo absoluto. A los tres días humilló, por 7-3, a Rusia, que aparecía como el gran favorito y aunque pasó apuros para resistir, 3-2, a Eslovaquia en semifinales, las 15.000 personas del Place Hockey de Vancouver, y millones en todo el país gritaron antes de terminar: "¡We want USA!", "¡Queremos a Estados Unidos!". Servido está.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.