Triunfó la versión dulce
Cómoda y holgada victoria del Sevilla, que ganó cuando quiso a un Zaragoza lento y sin ideas
Un planteamiento atrevido y la calidad que atesoran sus jugadores fueron los elementos determinantes para que el Sevilla lograra una justa y cómoda victoria ante el Zaragoza , equipo a años luz. Manolo Jiménez movió bien las piezas, cedió a la petición casi unámine de dotar de más alegría al conjunto y sus futbolistas hicieron el resto. Es decir, poner su incuestionable calidad al servicio del grupo para pasar por encima del Zaragoza. Goleada para certificar la unión de la grada con los suyos, en vísperas además del ilusionante inicio de la Liga de Campeones. Estelar Luis Fabiano, bien Konko, práctico Zokora y rápido Jesús Navas, el Sevilla puso las cosas en su sitio con holgura y comodidad. Como un equipo grande.
SEVILLA 4 - ZARAGOZA 1
Sevilla FC: Palop; Konko, Fazio, Escudé, Adriano; Jesús Navas, Zokora, Renato (Lolo, m.59), Perotti (Diego Capel, m.78); Negredo (Acosta, m.64) y Luis Fabiano.
Real Zaragoza: Carrizo; Laguardia, Pablo Amo, Ayala, Babic; Pennant (Kevin, m.61), Ponzio, Gabi, Jorge López (Obradovic, m.68); Uche (Ander, m.42) y Arizmendi.
Goles: 1-0, M.24: Konko. 1-1, M.33: Arizmendi. 2-1, M.45: Luis Fabiano. 3-1, M.57: Perotti. 4-1, M.86: Luis Fabiano.
Árbitro: Bernardino González Vázquez (Comité Gallego). Amonestó a los locales Zokora (m.28), Escudé (m.84) y Palop (m.93) y a los visitantes Laguardia (m.70), Obradovic (m.72) y Ayala (m.93).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 42.000 espectadores. Se estrenó un nuevo césped, que concluyó de ponerse la pasada semana, y que aguantó bien el encuentro. Se guardó un minuto de silencio en memoria de todos los sevillistas que fallecieron en la pasada temporada.
La puesta de largo del Sevilla en su estadio de cara a una temporada que se presenta ilusionante vino marcada por dos aspectos fundamentales. El primero, el mal sabor de boca que dejó la derrota ante el Valencia, que alimentó cierto recelo en el ambiente ante el eterno discutido, Manuel Jiménez. El segundo factor fue consecuencia directa del primero. El técnico del tercer clasificado de la Liga española hizo un guiño a la grada con la presencia de Adriano en el lateral izquierdo y una pareja en el centro del campo formada por Zokora y Renato. Arriba, Luis Fabiano y Negredo ante la obligada ausencia de Kanouté por sanción. Visos de equipo grande justo después de que Barcelona y Madrid revivieran la bicefalia a la que quieren condenar la Liga. Jiménez, al estilo de Fernando VII, viró de política acosado por el entorno.
Elegido el mejor once (nadie se acordaba de gente como Duscher), las sensaciones fueron pronto muy positivas. Toque rápido y velocidad para desbordar a rivales como Babic. El croata se quedó parado, perdido en el lateral zurdo, y Konko recibió un gran pase de Renato para hacer el primer gol.
La energía inicial dejó paso a una etapa de sesteo que el Zaragoza aprovechó gracias a la candidez de Fazio. Arizmendi empató cuando nadie lo esperaba, un guarismo injusto a tenor de lo visto. Bastó un nuevo empuje del Sevilla para meter al Zaragoza en su campo. La grandeza radica en eso, en ganar cuando se quiere. Y hacerlo además apabullando al contrincante. Luis Fabiano avisó mandando un balón al palo. Luego elevó el esférico con habilidad para batir a Carrizo. El nueve de la selección de Brasil volvió a mostrarse letal después de pintarle la cara a la tropa desgobernada por Diego Armando Maradona en el camino del Mundial. Muchos se preguntan por qué ningún grande apostó de verdad el pasado verano por este futbolista, que vive sus momentos más dulces para bien del Sevilla.
Es un síntoma de poderío tener a Luis Fabiano y Negredo en la delantera a pesar de la ausencia de Kanouté. Demasiada pólvora ante un Zaragoza de tintes débiles y una lentitud exasperante, demasiado tocado con la lesión de Uche. Jugar con dos delanteros buenos tiene estas cosas. Enorme el pase de Negredo y mejor la definición de Luis Fabiano. Nervión estalló de alegría y el partido se ponía de cara, como se merecía y atisbaba ante la gran diferencia que existe entre los dos equipos.
La excusa a la derrota la encontró Marcelino en el minuto 57. Todo cambió en ese instante. El asistente vio adelantado a Arizmendi y su gol fue anulado. Justo a continuación, Navas se burló de Babic y centró al área para que Perotti anotara un gol de categoría. Resultó surrealista ver cómo un jugador de su talla pudo golpear con tanta fuerza el balón. Todo un hallazgo este futbolista.
Murió el partido con el tercer gol y Jiménez volvió a sus orígenes dando entrada a Lolo por un desafortunado Renato en el pase. Tal y como estaba previsto en el guión, el Sevilla pasó por encima del Zaragoza, que debe evolucionar mucho para poner en apuros a equipos de la talla del de Manolo Jiménez. El miércoles espera el debut en la Liga de Campeones, otra prueba para este grupo que sueña con el éxito. La Liga parece cosa de dos, aunque siempre hay sitio para que los buenos equipos como el Sevilla puedan levantar la voz. Jiménez lo entendió ayer perfectamente. Como su gente.
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